Demandan por usurpación de funciones a la amante del rey Juan Carlos

De nuevo la monarquía se ve envuelta en un escándalo sórdido con un tinte delictivo

Rei Juan Carlos e a princesa  Corinna zu Sayn-Wittgenstein, 46 anos
Rei Juan Carlos e a princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, 46 anos

por Armando G. Tejeda

Susana Cano, la madre de una joven modelo española supuestamente violada por un príncipe saudita en Ibiza, presentó una querella criminal contra la presunta amante del rey Juan Carlos, la princesa alemana Corinna zu Sayn Wittgenstein, a la que acusa del delito de usurpación de funciones, por el que el Código Penal prevé una sanción de hasta tres años de cárcel. De nuevo la monarquía española se ve envuelta en un escándalo sórdido con un tinte delictivo, pues en el fondo de la acusación está la supuesta violación de la joven española por parte el Corinna zu Sayn Wittgensteiney y la princesa Corinna.

Bin Talal, o amigo do rei Juan tem investimentos no Brasil
Bin Talal, o amigo do rei Juan tem investimentos no Brasil

La casa real española vive una de las épocas más turbulentas y negativas de su historia reciente, al menos desde que asumió la jefatura del Estado el rey Juan Carlos por designación del dictador Francisco Franco, en 1976. De ser una institución admirada y respetada por la mayoría de la sociedad española se ha convertido para muchos en una rémora por sus continuos escándalos y corruptelas. Primero fue la implicación de Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, en una trama delictiva, todavía en averiguación, y que involucra el fraude de varios millones de euros al erario público.

Después vinieron los escándalos de las cacerías: primero con el disparo accidental del nieto mayor de los reyes.

Después vino la caza mayor, cuando el rey Juan Carlos regresó con la cadera rota de un viaje a Botsuana, donde fue invitado a cazar elefantes.

Una vez destapada por la prensa extranjera la supuesta infidelidad -otra más- del monarca español a su esposa, la reina Sofía, los medios de comunicación españoles -habitualmente comedidos con este tipo de información- empezaron a hablar sin tapujos de la conducta de Juan Carlos, y sus reiteradas y públicas infidelidades.

Pero la aventura del monarca con la princesa Corinna se había quedado en un escándalo más, que decidió saldar con la decisión de no verla más, según, de nuevo, la prensa alemana. Pero ahora la cuestión se complica por la denuncia de la ciudadana española Susana Cano, indignada con la justicia y con las instituciones españolas, que -a su juicio- dejaron desamparada a su hija de una supuesta violación sexual perpetrada por el citado príncipe saudita con el que la familia real española tiene una estrecha amistad.

La hija de Susana Cano era modelo y trabajaba en Ibiza, donde conoció a Bin Talal, sobrino del rey de Arabia Saudita, Abdalá bin Abdelaziz; uno de los hombres más ricos del mundo. Según la denuncia, cuando viajaban en un yate la joven fue sedada y agredida sexualmente por el príncipe, pero el juzgado de la Audiencia de Palma de Mallorca que investigaba el caso decidió archivar la querella.

Ahora, la madre de la joven agraviada decidió presentar en los juzgados de Madrid una denuncia pero contra la supuesta amante del rey, por el delito contemplado en el artículo 402 del Código Penal sobre la usurpación de funciones, al sostener que existen indicios suficientes para abrir diligencias, una vez que la princesa Corinna parece ejercer, al menos indiciariamente, actos propios de autoridades y funcionarios sin que conste que lo sea, como son organizar agendas del rey en visitas oficiales, viajar en aviones militares españoles, negociar en nombre de un monarca reinante y pasar por consorte o, al menos, autoridad de rango suficiente como para ser acogida en el estricto protocolo árabe, según la denuncia.

Corinna foi caçar elefantes 

Corinna, uma sueca naturalizada alemã que se divorciou do marido em 2005, mas manteve o título, conheceu o Rei em 2006, num jantar de homenagem ao monarca em Ditzingen, no sul da Alemanha. Tempos depois, mudou-se para Barcelona. Fã de safáris e regatas, costuma acompanhar o Rei em alguns desses eventos, sob o espesso silêncio da grande imprensa espanhola, que sempre se referia a ela, antes desses episódios, como “amiga próxima” de Juan Carlos.

Corinna estava com o rei no safari. Leia 

Espanha perdoa rei por caçar elefantes

Informa o maior jornalão do BrasiL, o Estado de São Paulo:

“Bastou o pedido de desculpas do rei Juan Carlos em um depoimento gravado para a TV espanhola. E os súditos espanhóis perdoaram sua majestade por estar caçando elefantes em Botsuana, na África.

Manchete do El Mundo mostrava exatamente isso: 70% dos espanhóis perdoam o rei. Os dados foram encomendados ao instituto Sigma Dos pelo próprio jornal, que é de direita e apoia o governo. Entre os maiores de 65 anos, o índice de perdão foi ainda maior: 80,5%. Os jovens, contudo, têm uma visão mais crítica do episódio, mas ainda assim 57,9% concederam seu perdão ao monarca”.

É. Que a Espanha substitua as touradas por caça aos elefantes. Leia mais .

Certamente a Espanha considera republicana e terrorista as campanhas em defesa dos direitos dos animais. Confira. 

Esta campanha foi realizada em Madri.

O Brasil, terra de matar gente, dos pistoleiros de aluguel, das milícias, das chacinas nos finais de semana, da morte anunciada de jornalistas e magistrados, a vida não tem valia nem nas filas dos SUS nem nos hospitais matadouros públicos. O Brasil tem que fazer já uma campanha em defesa da vida dos animais, isto é, do bicho homem.

¿Y si en vez del elefante hubiera muerto el rey?

por Félix Población

Como no suelo leer El Mundo ni en Internet, me entero de la noticia que el domingo pasado publicó ese medio a través de la página Eco Republicano. Versa sobre algunos pormenores de la actividad cinegética desarrollada por Juan Carlos I en Botsuana y que como todo el mundo sabe -aunque no lo sabría de no producirse el accidente, ríanse ustedes de la sociedad de la información- acabó con una operación de la cadera derecha del monarca en un hospital privado madrileño.

El párrafo que más me ha interesado de la información, acerca del elefante de cincuenta años de edad abatido por el monarca, es el que dice: “Un cazador profesional puede abatir un elefante de este tipo con un único disparo en las dos zonas vitales del animal: entre el ojo y la oreja o en la tercera raya que se le forma entre la cabeza y la trompa. El rey de España, sin embargo, necesitó hasta siete disparos para acabar con el animal en tandas dobles: disparo, disparo, recarga del rifle, disparo, disparo, recarga del rifle, disparo, disparo, recarga y un último disparo que terminó por abatir al elefante”.

También tiene su enjundia otro párrafo en el que se especifican los riesgos que puede comportar la carencia de puntería por parte de Juan Carlos de Borbón y Borbón, dada su edad y últimos achaques: “El mayor peligro de este tipo de cacerías es que tras el primer disparo el elefante corra en dirección de los cazadores y los embista. Por eso, el rey Juan Carlos estaba acompañado por Terry Palmer, un cazador profesional que es capaz de acabar con el animal de un disparo en caso de producirse un ataque”.

Ya que todo puede ocurrir en un safari de estas características, sobre todo cuando el cazador no destaca por su agilidad y reflejos, cabe preguntarse si un Gobierno no debería evitar que su Jefe de Estado corriera este tipo de riesgos, dejando aparte que también debería haberle desaconsejado la costosa expedición -vistas las adversas circunstancias socioeconómicas del país- por la impopularidad que ha supuesto para el rey y la institución que representa haber sabido de la misma solo después de que se produjera el accidente, con o sin disculpas por parte del monarca.

Me temo que habría resultado esperpéntico para este país, como en los tiempos de su tatarabuela, que el rey de España hubiese perdido la vida en su tiempo de diversión, embestido por un elefante en Botsuana, mientras la mayoría de sus conciudadanos las estaba pasando canutas. ¿Qué corona hubiese resistido entonces tal desprestigio, con el consiguiente efecto en el Gobierno Rajoy?

El rey: 40 años haciéndolo todo bien. Del “elefante blanco” del 23F al “elefante de Botswana”

por  Javier Parra

“Lo siento mucho; me he equivocado y no volverá a ocurrir”, dijo el rey a su salida del hospital, donde se recuperaba de un accidente en Botswana mientras cazaba elefantes. Lo que no aclaró es qué es lo que sentía; si cazar elefantes, pagar 40.000 euros por ello, que lo invitasen, irse a Botswana, que lo pillasen, o qué.

Los españoles han sido puestos ante un callejón sin salida por una banda de miserables cuatreros que deberían ser considerados “enemigos del pueblo”, y es en esos lugares – en los callejones sin salida –  en los que se producen las Revoluciones (tal y como recordaba Bertold Brecht), aunque sinceramente no sé si esto acabará en Revolución o en dictadura; de momento vamos camino de lo segundo. Lo que tengo claro es que cada vez estamos más lejos del término medio.

La humanización del culpable

por Bernardo Pérez Andreo

El vídeo dura poco más de un minuto, pero está perfectamente estudiado. Se abre una puerta y aparece el Rey con un sonido de cámaras de fondo. Una voz le pregunta por su salud y el Rey agradece la labor de los médicos y la preocupación de todos. Sin solución de continuidad, proclama su error, pide disculpas y afirma que no volverá a suceder. Acto seguido, sale por otra puerta. Es claro que se ha buscado humanizar al personaje, provocar en el público que se ponga en su piel y a la vez que lo identifique con seres débiles que necesitan comprensión. Bien podría ser el abuelo de cualquiera que ha cometido una pequeña locura, o un niño que no sabía lo que hacía. El gesto real da pie a ambas interpretaciones, interpretaciones queridas por el director de esta escena donde todo ha sido medido y cuidado al máximo.

Iván Lira
Iván Lira

España. Como es el país

Carta de un investigador al Rey Don Juan Carlos

Querido Juan Carlos,

Me llamo Alberto Sicilia, y soy investigador de física teórica en la Universidad Complutense de Madrid. Hasta el año pasado, enseñaba en la Universidad de Cambridge. Decidí regresar a España porque quería contribuir al avance científico de nuestro país.

A las pocas semanas de llegar, me llevé la primera alegría: Francisco Camps obtenía un doctorado cum laude apenas 6 meses después de dimitir como presidente de la Generalitat. Escribí dos cartas para felicitarle, pero no me respondió. Paco debe estar muy ocupado. Quizás le contrató Amancio Ortega para que diseñe la colección de trajes primavera-verano.

Abrí la segunda botella de champán al conocer los Presupuestos Generales recién presentados. La inversión en ciencia se recorta en 600 millones de euros. Imagínate que se nos ocurre apostar por la investigación y acabamos ganando un Nobel: quebraríamos el orden geopolítico mundial. Hasta ahora, los Nobel científicos son para británicos, alemanes, franceses o americanos. Nosotros nos llevamos los Tours, los Rolland Garros y las Champions League. Si empezásemos a ganar también en ciencia, ¿qué consuelo quedaría para David, Angela, Nicolas y Barack?

He sufrido la tercera y definitiva conmoción al saber de tu safari. Dicen los periódicos que costó 37.000 euros, dos años de mi salario. Los que nos dedicamos a la ciencia no lo hacemos por dinero. Al terminar nuestras tesis doctorales en física teórica, algunos compañeros se fueron trabajar para Goldman Sachs, JP Morgan o Google. Quienes continuamos investigando lo hicimos por pasión. La ciencia es una de las aventuras más hermosas en las que se ha embarcado la especie humana. Al regresar a España, entendí que atravesábamos una situación económica complicada. Por eso acepté trabajar con muchos menos recursos de los que ofrecía Cambridge y un sueldo inferior al que ganaba cuando era estudiante de primer año de doctorado en París.

Juancar, tengo que darte las gracias. Tu aventura en Botsuana me ha hecho comprender, definitivamente, cómo es el país al que regresé.

Breve misiva a Su Majestad
Le dirijo esta breve carta como respuesta a su sincera, humilde y sorprendente disculpa pública, televisada, y repetida mil veces en medios de comunicación y redes sociales. Entiendo que se trata de un esfuerzo valiente y honesto cuyo objetivo es sin duda recuperar el favor y la confianza de los ciudadanos de su Reino, entre los que me incluyo. Podríamos incluso entender que se trata de una disculpa extensible a todos los errores que haya cometido en el pasado (recuerdo ahora mismo, por ejemplo, su falta de respeto al Presidente de la República de Venezuela) y que pudiera cometer en el futuro.

Me resultaría del todo inapropiado ser excesivamente duro, ensañarme, con aquél que, conservando una posición jurídica superior a la del conjunto de los mortales (españoles), se desprende por un momento de su condición privilegiada y pide disculpas. En lo que me concierne, por tanto, como ciudadano de su Reino, acepto sus disculpas.
Querría, sin embargo, aprovechar este momento de intimidad, de sinceridad plena, para hacerle una confesión que creo que comparto con muchos de mis conciudadanos: nosotros también hemos cometido un error. Ese error fue hacerle creer, hace algo más de treinta años, que los españoles no teníamos nada en contra de la restauración de la monarquía por decisión del General Franco. Creo que es evidente que estábamos equivocados, que cometimos un error, y que nos conviene que nos represente un Jefe del Estado elegido por el pueblo y no por el azar de la genética. Lo sentimos mucho, Majestad, estamos sinceramente arrepentidos, y le aseguramos que no volverá a ocurrir.
Espero, por tanto, que sea comprensivo con los errores del pueblo español de la misma forma que éste ha mostrado serlo con los suyos, y que considere la opción de ser usted mismo quien promueva, para mayor honor y dignidad de su renovada persona, el fin de la monarquía española.

Viento desfavorable

 

El rey, presidente de honor de una asociación defensora de la naturaleza

El rey, de cacería de búfalos.
El rey, de cacería de búfalos.

La afición del rey por la caza comenzó en 1962, cuando se estrenó con el rifle de caza mayor en África. Asociaciones animalistas y partidos de izquierdas han reprobado fuertemente el viaje a Botsuana del rey, tras el accidente que, según el doctor que ha realizado la intervención, Ángel Villamor, se produjo de madrugada, cuando Juan Carlos de Borbón sufrió un “tropezón casual con un escalón”.

Miles de personas exigen al rey que renuncie a su cargo

Una petición en la plataforma Actuable considera que la afición por la caza de elefantes no es compatible con ser presidente honorífico de la organización medioambiental

Así se mata a un elefante

La empresa Rann Safaris, que muestra varias fotografías del rey de cacería, publica un vídeo sobre cómo se realizan las cazas

Don Juan cazador, “el rey conquistador”

 

El rey Juan Carlos le es infiel a la reina Sofía desde 1976 según un libro de la escritora Pilar Eyre.

Nombres como la princesa Corina Sayn-Wittgenstein, María Gabriela de Saboya, la condesa Olginha Nicolis de Robilant y hasta la propia cantante y actriz Sara Montiel son algunos de los nombres que la periodista menciona como supuestas amantes del rey.

Incluso asegura que a partir de la primer infidelidad de Juan Carlos, en 1976, la reina solicitó al personal del palacio acondicionar una habitación para que pudiera instalarse aparte. A partir de ese entonces las cosas no han cambiado, ambos reyes duermen en pisos separados en la residencia oficial. Galeria de fotos

En el SUNDAY TIMES se publicó un reportaje bajo el título “El rey conquistador”, donde califica al rey Juan Carlos de “mujeriego en serie que no ha compartido cama con su mujer desde hace 35 años”.

Citando la obra, explica que Diana de Gales le confesó a un miembro de su séquito que estaba segura de gustarle a don Juan Carlos, creando entre ellos una situación más que incómoda cuando ella, con su esposo e hijos, visitaron a la Familia Real española en Mallorca, en 1987.

El diario DAILY MAIL también públicó algunos estractos del libro destacando que el rey Juan Carlos le habría “tirado los trastos”, como señaló el autor, a la princesa de Gales.

Este relato se suma a otros hecho hace siete años por la biógrafa real Lady Colin Campbell, quien dijo que la princesa y el rey tuvieron una aventura en un crucero durante el verano de 1986 y en el mes de abril del año siguiente.

Don Juan le gusta ganar cuerpos de las mujeres y las cabezas de los elefantes.

Matar elefantes

por Higinio Polo

A veces, los días nos traen burlas renovadas en las fechas más inesperadas. En un 14 de abril, aniversario de la digna República española, llegan las noticias de que Juan Carlos de Borbón (a quien los ciudadanos podían suponer preocupado, es un decir, por el estado progresivo de ruina del país, trabajando para sacar a España del hoyo) ha sufrido un accidente mientras se encontraba en Boswana, a donde había ido a cazar elefantes, una ocupación que, por lo visto, debe considerar imprescindible, con la que está cayendo. Si hubieran podido, como en otras ocasiones, sus cortesanos y funcionarios del besamanos hubieran ocultado los hechos.
Seguro que no cree que el país merezca una explicación. ¿Va a darlas la peculiar Casa Real, ese organismo absurdo que gasta lo que no tenemos? Seguro que esos funcionarios reales encuentran razonable gastar una verdadera fortuna en un viaje inútil y ostentoso, aunque se hubiera mantenido oculto de no ser por un inoportuno accidente. Seguro que no les importa que se siga desvalijando al país.

Mientras se suceden los escándalos de corrupción, el robo de los presupuestos, el saqueo de empresas públicas y cajas de ahorro, los sueldos millonarios de quienes componen una casta que exprime al país, mientras campea el vergonzoso nepotismo, parece que el desprecio de los poderosos no tiene límites: cuando los trabajadores empiezan a soportar una reforma laboral que hace retroceder a España a los años más duros de la ferocidad y la avaricia empresarial; cuando esos empresarios se permiten rebajar salarios, aumentar jornadas, echar a patadas a la calle a obreros (como si fueran escoria y no fuesen quienes se esfuerzan en que el país no se hunda), cuando ni al gobierno ni a los banqueros, los empresarios, los prelados de la Iglesia, parece importarles que se esté echando a la calle a decenas de miles de familias, desahuciadas, cuando no parece que se conmuevan porque millones de personas tengan miedo por su futuro, nos llega esa ridícula noticia de un accidente de caza de Juan Carlos de Borbón.

O elefante está morto. Longa vida ao Rei!

Este é o rei espanhol, herói do PIG brasileiro

por Gilmar Crestani

O ódio a Hugo Chávez deixou a mídia brasileira cega. Quando o boquirroto e anacrônico rei espanhol mandou Chávez calar a boca, os a$$oCIAdos do Instituto Millenium entraram e êxtase, como se a má educação de um chefe de Estado fosse uma forma de vida a ser compartilhada.

Em plena crise espanhola, quando o número de desempregados é maior da história, o rei viaja a Bostuana para, vejam só, caçar elefantes. E o que faz a mídia nacional que o tornou herói? Esconde o fato como se não fosse informação. São os esmos que escondem o papel da Zara na exploração de trabalhadores e que se conluiam com Carlinhos Cachoeira para atacar Lula e Dilma, como fez Policarpo Junior e a Veja.

Por: Antoni Gutiérrez-Rubí

El rey Juan Carlos ha perdido el contacto con la realidad. O al menos, eso parece. Solo una profunda desorientación y desconexión con la sociedad a la que debe servir, explicaría –y mal- que le parezca bien ir a cazar elefantes. El viaje es totalmente inadecuado, impropio e injustificado.

Inadecuado, porque España está en uno de los momentos más críticos de su reputación internacional. El viaje del monarca, para darse un capricho inoportuno, no contribuye a la imagen de moderación, esfuerzo y sacrificio que debemos dar en nuestra pelea reputacional con los mercados y las instituciones comunitarias.

Impropio, porque el monarca no puede, ni debe, ignorar que cazar elefantes por placer es obsceno y hiere, profundamente, millones de sensibilidades. Tiene todos los componentes para resultar despreciable. Además, la puesta en escena de una cacería preparada para el goce, alimenta todas las imágenes perversas de la opulencia y el poder.

Injustificado, porque no hay ninguna razón para hacer este viaje, a su edad, con sus condiciones físicas, para practicar la caza, y de elefantes. Ninguna explicación hace incomprensible tal cúmulo de errores imprudentes e innecesarios.

Pero la pregunta clave es: ¿Y si no se hubiera caído? Pues no lo sabríamos ya que la Casa Real no informa de las actividades privadas del rey. Es muy discutible que, en pleno siglo XXI, podamos considerar como privado un viaje de estas características, pero lo realmente alarmante es descubrir que nadie se lo impidió.

¿Cómo es posible que nadie viera el peligro físico, estético y ético de esta aventurilla? La Casa Real no está para satisfacer los caprichos de su inquilino, sino para servir al Jefe del Estado. Y actuar, siempre, en consecuencia con esta alta responsabilidad. Y ¿quién más lo sabía? ¿El Príncipe? ¿Nadie le desaconsejó tal despropósito? ¿En qué mundo viven?

La acumulación de errores de la monarquía en los últimos años es propia de una institución que ya no entiende su misión en la sociedad. Es difícil servir a una comunidad con la que ya no te identificas, no comprendes y no atiendes. La insensibilidad es el primer paso para la ruptura. No es que la sociedad española se aleje de la monarquía, es al revés. Además, cuando se pierde el pudor, como es el caso de esta cacería impúdica, ya no es posible la dignidad. Y el rubor no la restaura.