“La alegría” no es sólo argentina

>>> Por Rudy
Sátira 12/ Página 12/ Argentina

¿Cómo le va, lector, cómo anda? ¿Festejando la “revolución de la alegría”? ¿Vio que es taaaan exitosa, que a los brasileños les gustó, y la quieren ahí también? ¡Y mire que ellos de alegría saben ¿eh!? ¡Pero les gustó tanto nuestra alegría, que no pueden esperar que Dilma Rousseff, la presidenta que ellos mismos eligieron hace poco más de un año, termine su mandato en paz, y luego, sí, elegir a un candidato que les alegre el mandado con globos amarillos y “O globos” (¡uy, qué coincidencia!)

No, ellos están tan apurados por tener una alegría como la nuestra, tan ansiosos de sentir lo mismo que nosotros, que están acelerando el trámite. Acusaron a su presidenta de corrupción. O de corrosión, o de corrección, o de ser mujer como Cristina, o de…

* No haber salido campeones del mundo durante su mandato (mundial 2014)
* Que Messi es argentino
* Haber tenido una política económica neoliberal
* No haber tenido una política económica neoliberal
* No tener los ojos celestes y los globos amarillos como Mauricio
* De llamarse Dilma, nombre que lleva a la confusión de muchos, que tienden a decir “Vilma” porque de chiquitos veían Los Picapiedras
* De que su apellido “Rousseff” les suena demasiado a Rousseau, como el de la Revolución Francesa, y acá la única revolución que vale es “la de la alegría”
* De que al tener dos “s” y dos “f” seguidas en su apellido está desperdiciando recursos, ya que ella puede darse el lujo de tener dos letras, y hay gente que no tiene ninguna
* Que protestó cuando se enteró de que los EE.UU. la estaban espiando, sin entender que en la División Internacional del Trabajo a los EE.UU. les tocó espiar a todos
* De no ser Lula
* De ser del mismo partido que Lula
* De que si no la echan a ella ahora, capaz que después viene Lula de nuevo
* De que su partido propicia una ‘política distributiva (en realidad lo que critican es que sea distributiva entre los pobres, si fuera entre los ricos, no pasa naranja)
* De no distinguir entre la gente normal y los pobres, como nuestra benemérita vicemauricia
* De ser amiga de CFK y no de MM
* De no haber nombrado al rabino Bergman como ministro de Medio Ambiente
* De no tener cuentas en Panamá, como corresponde a alguien de su categoría
*De nada

Con todas esas causas en su contra, es casi obvio que los días de Dilma en el gobierno están contados, y no son muchos. Porque los brasileños tienen el mismo derecho que nosotros a la alegría.

Tienen derecho a tener un gobierno que sea equitativo, y les dé mucho a los que ya tienen, y les quite a los que no tienen nada, porque si no tienen nada es porque no lo necesitan.

Tienen derecho a un gobierno que concentre los medios de comunicación, para que en todos los canales, diarios y radios digan lo mismo, de manera de evitarles la trabajosa decisión de elegir a quién escuchar, y puedan dedicar su tiempo a la alegría.

Tienen derecho a un gobierno que los despida, es muy triste irse de un lugar sin que nadie te diga “Chau, adiós, arrivederci, va embora, guei gesunterheit (viajá con salud, en idish), au revoir, das vidaña (hasta mañana, en ruso), good bye o lo que sea, pero que te despidan.

Tienen derecho a ganar mucho menos dinero que antes, así se libran de comprar medicamentos que solamente sirven cuando uno está enfermo, y comen menos, lo que contribuye a estar mejor físicamente.

Tienen derecho a no tener que hacerse cargo de los demás, pagando impuestos y respetando leyes sociales que los obliguen a desprenderse de lo que tanto esfuerzo les costó ganar, heredar, afanar, rapiñar o como sea, pero ahora es de ellos y basta.

Tienen derecho a consumir lo que les digan que hay que consumir esos mismos medios que ahora les dicen que Dilma es mala y corrupta, y que los Reyes Magos existen y son Las Multinacionales, los Holdouts y los Bancos.

Tienen derecho a tener derecha.

Una cosa rara, lector. En estos días en los que los brasileños festejan que la alegría está por comenzar, y los argentinos festejamos que “y ya lo ve, y ya lo ve, somos deudores otra vez” (siempre lo fuimos, pero ahora mucho más), se celebra también el Peisaj (o Pesaj), llamada también Pascua judía, que recuerda el Exodo de Egipto hacia la libertad, que implicó 40 años de caminata en el desierto.

A ver… en Egipto había esclavitud, plagas, muchos dioses, comida para quien pudiera pagarla, pirámides para construirle al faraón… ¡había alegría! ¿por qué irse? ¡Inexplicable! En fin, lector, parece que los pueblos antiguos hacían esas cosas… hay que entenderlo, eran otros tiempos.

Casi dos horas de Cristina con el Papa

LA PRESIDENTA MANTUVO UNA REUNION INUSUALMENTE EXTENSA CON FRANCISCO EN EL VATICANO

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La Presidenta expresó que hablaron sobre temas internacionales. De la Argentina sólo hicieron referencia a los arreglos en la basílica de Luján y el traslado del sable de San Martín. Habría nuevos encuentros antes de fin de año.

Por Santiago Rodríguez
Página/12 En Italia

Desde Roma

Nadie creía que fuera a durar lo que duró. No era un almuerzo, como las otras veces, y encima era un domingo por la tarde, un día en que el Papa no suele tener compromisos públicos. Pero una vez más Cristina Fernández de Kirchner y Francisco rompieron ayer los moldes: estuvieron una hora y cuarenta y cinco minutos conversando en el que fue su quinto encuentro en poco más de dos años. “Como siempre, estupenda”, contó la Presidenta acerca de la reunión, a la que definió además como “muy cálida”. Sin temas de agenda pautados de antemano, la charla derivó en los asuntos que a los dos más les atraen. “Nos gusta mucho hablar de lo regional, de lo global. Nos vamos naturalmente hacia eso”, reveló CFK y destacó que los dos creen “en un mundo multipolar”. Para los que hacían especulaciones electorales en torno a su visita al Vaticano, dijo que de la Argentina sólo tocaron dos cuestiones: la restauración de la Basílica de Luján y la restitución del sable corvo del general San Martín al Museo Histórico Nacional. Tras la recepción trascendió sin confirmación oficial que la Presidenta argentina y el Papa volverán a encontrarse antes de fin de año, en alguna de las visitas de Francisco a la región.

Cinco menos cuarto de la tarde, quince minutos antes la hora prevista para el comienzo de la reunión, Francisco apareció por la puerta lateral de Santa Marta y cruzó la calle que separa la residencia en la que vive del lugar donde esta vez recibió a Cristina Kirchner: el edificio de la Sala de Audiencias Paulo VI. Lo acompañaba el prefecto de la Casa Pontificia, el alemán Georg Gaenswein, con la escolta de tres guardias suizos vestidos con pilotos para protegerse de una llovizna que al Papa no pareció molestarle: no llevaba paraguas para protegerse y se detuvo a saludar a la prensa argentina por el Día del Periodista, cosa que hizo otra vez al despedirse.

El Lancia Metha gris en el que la Presidenta se traslada desde su arribo a Roma apareció en la misma calle cinco minutos después y se detuvo bajo el alero con forma de hongo que protege el acceso al edificio de la Sala de Audiencias Paulo VI y que ha llevado a que dentro del Vaticano se la conozca también como “el estudio del funghi”. En la puerta, flanqueada por dos guardias que bajo techo sí exhibían su tradicional traje amarillo y azul a rayas, la esperaba Gaenswein para acompañarla hasta adentro a su encuentro con el Papa. Como el protocolo marca, CFK tenía un vestido negro y un tocado del mismo color en su cabeza.

Después de un afectuoso saludo y unas primeras palabras, llegó el momento de la foto. “La manito, la manito”, le dijo CFK a Francisco cuando posaron para las cámaras. Cuentan los que lo conocen de hace años que a Jorge Bergoglio siempre le incomodó posar. “No le gustaba cuando era sacerdote, ni tampoco cuando era arzobispo de Buenos Aires, y eso no cambió ahora que es Papa”, afirman. Cumplido el trámite con los reporteros y camarógrafos, pasaron solos a la sala en que se reunieron. Una vez que entraron, la puerta se cerró minutos antes de las cinco y recién se volvió a abrir una hora y cuarenta y cinco minutos después.

Los veinte acompañantes que esta vez llevó la Presidenta esperaron en un salón contiguo, donde también estaban los regalos que luego intercambiarían CFK y el Papa. El le tenía preparado un icono del siglo XI de la Virgen de la Ternura de la Catedral de Vladimir, en Rusia. Ella, varias cosas: un cuadro de considerables dimensiones del recientemente beatificado obispo salvadoreño Arnulfo Romero, asesinado en 1980, pintado por el artista Eugenio Cuttica; dos bajo relieves para no videntes, uno de la Virgen de Luján y un retrato de Francisco; una canasta con alimentos; y tres libros: uno sobre el patrimonio arquitectónico argentino editado en ocasión del Bicentenario; Los Estados continentales y el Mercosur, de Alberto Methol Ferré; y una copia del Martín Fierro.

Los principales funcionarios de la comitiva eran el canciller Héctor Timerman; el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela; el secretario de Culto, Enrique Oliveri; el secretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro; su segundo, Gustavo Fernández Russo; y el titular del Banco Nación, Juan Ignacio Forlón, además del embajador argentino en el Vaticano, Eduardo Valdés y la directora del Incaa, Lucrecia Cardoso. También estaban la periodista Alicia Barrios y su marido, el ex juez Hernán Bernasconi, y los sindicalistas Omar Viviani (taxistas) y Omar Suárez (obreros marítimos).

Uno a uno fueron saludando al Papa, cuando finalizó la reunión con la Presidenta y ambos se dirigieron al salón contiguo. En un clima distendido intercambiaron los obsequios. Francisco no dejó de preguntarle a Cristina Kirchner por su hija Florencia, quien está embarazada y espera una nena. “Está iluminada por dentro y por fuera”, comentó entonces CFK. Francisco les entregó a todos los característicos rosarios: blancos a las mujeres, negros a los hombres.

“Es un honor saludar con Su Santidad a los trabajadores y trabajadoras de la prensa argentina en un nuevo aniversario de La Gaceta”, dijo la Presidenta en su paso ante los periodistas, ya de salida del Vaticano, junto a Francisco. Repitió el saludo después en el Hotel Edén al dar detalles de su diálogo Bergoglio, quien como es habitual la acompañó hasta el auto y esperó a perderlo de vista para volver a Santa Marta. “Recen por mí, gracias, y si alguno no puede porque no cree o su conciencia no se lo permite, mándeme buena onda”, pidió el Papa a los periodistas tras un nuevo saludo de despedida.

Con el Papa de regreso de su viaje el sábado a Sarajevo y el interés de la Presidenta en la política internacional –“me gusta mucho y la vivo con mucha intensidad”, destacó ella– era natural que la charla entre ambos fuese para ese lado. “Yo creo en un mundo multipolar, él también lo cree”, explicó CFK y contó de la preocupación de Francisco “porque él considera que está sucediendo una suerte de tercera guerra mundial. Está preocupado, como estamos todos preocupados, por la paz. También porque muchas veces en el sector armamentístico, como él lo ha denunciado, se busca que surjan estos conflictos y no se solucionen”.

La Presidenta contrastó lo que pasa en el mundo con lo que ocurre en Latinoamérica. “Se ha consolidado como una región de paz, en la que no hay diferencias étnicas ni religiosas. Y eso es lo que él acaba de ver en Sarajevo, que es casi la contracara de lo que pasa en nuestra región. Es eso lo que debemos conservar como valor y la unidad, con nuestros matices”. Que la región se mantenga unida, solidaria y con diálogo entre sus líderes es un objetivo que ya en el encuentro de marzo del año pasado el Papa le planteó a Cristina Kirchner, quien ayer advirtió que “hay intereses encaminados a ver a una América latina dividida sobre la que han pivoteado durante décadas para políticas neoliberales, pero yo creo que la región ha tenido una experiencia muy importante durante la última década y más también”.

La Presidenta fue categórica en cuanto a que el tema electoral no fue parte del encuentro. “No, no hablamos. Imagínense, con todos los problemas que hay, con todo lo que ha pasado; su participación en Cuba, su viaje a Bolivia, su viaje de ayer a Sarajevo, su lucha por la paz… venir a hablar de las PASO no se lo merecía ni él ni yo”, afirmó. Fue entonces cuendo reveló que de la Argentina “solo hablamos de la Basílica de Luján y el sable corvo de San Martín”.

“Fue muy bueno, y fue en domingo, a diferencia de otras veces que he venido y ustedes saben que para los católicos el domingo es un día de descanso”, sintetizó la Presidenta sobre su quinto encuentro con Francisco, que nadie ayer en la comitiva creía ya que fuese a ser el último. El Papa visitará a principios de julio Ecuador, Bolivia y Paraguay y en septiembre irá a Cuba y a Estados Unidos, donde participará de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La misma CFK dejó la puerta abierta a un nuevo mano a mano en cualquiera de esos lugares: “Seguramente si nos invitan, vamos a ir. No solemos ir adonde no nos invitan, pero adonde nos invitan, vamos siempre”.

Claves de la victoria y retos para el PT

Claves de la victoria y retos para el PT

 

 Lucas Nine
Lucas Nine

por Luismi Uharte

La cuarta victoria electoral consecutiva del PT en las presidenciales brasileñas, por un estrecho margen frente al liberal PSDB, nos plantea tres importantes interrogantes: quién gana y quién pierde, las razones de la victoria, y los retos fundamentales para el próximo periodo de gobierno.
Quién gana y quién pierde. Los análisis más superficiales y condescendientes con el partido de gobierno afirman que el triunfo de Dilma Rousseff supone una victoria de la izquierda frente a la derecha. Sin embargo, la diversidad de los intereses en juego obliga a una lectura de los resultados mucho más compleja y precavida.

En primera instancia, es cierto que la derecha tradicional y su elite económica han sido derrotadas “políticamente” de nuevo, al no haber conseguido desalojar al PT del Palacio de Planalto. La agresiva estrategia de campaña que articuló un feroz ataque comunicacional por parte del latifundio mediático, tanto local (grupo Globo, Folha, etc.) como global (The Economist, Wall Street Journal…), la cooptación política (Marina Silva), y la amenaza económica (caída de la Bolsa de Sao Paulo), no fueron suficientes para devolver el sillón presidencial a sus ‘dueños habituales’. La derrota “política”, sin embargo, no implica especiales consecuencias económicas para el conglomerado financiero, agro-ganadero e industrial que durante estos años ha hecho jugosos negocios en el marco del neo-desarrollismo lulista.

La victoria pírrica y agridulce es para el Partido de los Trabajadores (PT), que tras 12 años de gestión se ha alejado sustancialmente de una agenda de izquierda. Su desgaste es evidente, ya que la amplia ventaja cosechada por Lula en sus triunfos electorales de 2002 y 2006 (20% de diferencia), se redujo a 12 puntos en el 2010 (primera presidencia de Dilma) y en estas últimas la distancia es de apenas 3%.

También se pueden considerar ganadores esos millones de brasileñas/os anónimos que hicieron un esfuerzo extra para frenar la reconquista de los neoliberales y de su programa de recortes de salarios y servicios sociales. Y para finalizar, todos los aliados latinoamericanos de Brasil y sus socios del BRICS.

Claves de la victoria. Diversos factores explican la remontada de última hora de Rousseff. Por un lado, la activación del “voto del miedo” en amplias franjas de la población que veían con suma preocupación la posibilidad de regresar a la década de los noventa, cuando el Consenso de Washington hizo estragos. Todavía se siente cerca la ‘halitosis neoliberal’, aunque el paso del tiempo y la llegada de generaciones más jóvenes tienden a desactivar este efecto.

Por otro lado, el voto leal y en cierta manera cautivo de los sectores más empobrecidos de la población, principalmente en el Nordeste del país, donde el programa ‘Bolsa Familia’ tiene una fuerte implantación. Dilma arrasó en esta región con más del 70%, compensando el importante retroceso en el centro y sur del país. A esto hay que agregar el flujo importante de sufragios que en la primera vuelta votaron por Marina Silva, y que en la segunda se decantaron por Rousseff, a pesar de que aquella pidió el voto para Aécio Neves.

El papel del expresidente Lula fue otro factor decisivo, ya que se volcó en la campaña tras la primera vuelta. El alto prestigio que mantiene fue capitalizado por Dilma en el último tramo de la contienda. Paralelamente, el apoyo crítico y a su vez desesperado de los grupos políticos de izquierda y del movimiento sindical y popular fue otro aporte nada desdeñable. Por último, la propuesta de política exterior de la derecha de privilegiar las relaciones con EE.UU. y la U.E. y desactivar instrumentos de integración como Mercosur, Unasur, etc., supuso un torpe ataque al imaginario de “Brasil Potencia” que se ha ido construyendo durante la última década y que se ha convertido en un exponente de orgullo nacional.

Retos múltiples. Los logros de la década lulista son indudables, según el Centro de Investigación en Economía y Política: reducción de la pobreza del 35,8% al 15,9% y de la extrema del 15,2% al 5,3%; bajada del desempleo del 13% al 4,9% y aumento notable del salario mínimo, el de empleados públicos y pensiones; incremento del gasto social del 13% al 16% del PIB (en educación del 4,6% al 6,1%). Sin embargo, uno de los grandes desafíos va a ser la inclusión de amplias franjas de pobres urbanos y sectores medios, golpeados por la contra-reforma urbana (el nuevo extractivismo que expulsa pobres de las favelas) y el deterioro de servicios sociales (sanidad) y públicos (transporte). El retroceso electoral en Sao Paulo, la mayor urbe del país, es un indicador muy relevante.

El neo-desarrollismo, por su parte, evidencia sus límites y contradicciones. La impostergable reforma agraria volverá a chocarse de frente con la dependencia exportadora de productos del agro-negocio (principalmente soja transgénica), bajo control de grandes terratenientes que han aumentado su presencia en el Congreso (de los 89 representantes del 2003 a los 257 del actual). Los conflictos sociales y ambientales se agudizarán por la expansión de grandes obras de producción de energía (mega-hidroeléctricas, fracking) y de grandes infraestructuras viarias y de transporte (TAV), negocio multimillonario para los grandes consorcios de la construcción brasileña (Odebrecht, Andrade Gutierrez, etc.)

El problema de la deuda será otro de los campos de batalla. De la reducción de la deuda externa del 41,8% del PIB al 13,7% se ha pasado al ‘negocio’ (para los bancos prestamistas) de la deuda pública que supone una sangría anual en los presupuestos de la nación.

El impulso a una nueva ley de medios que reduzca el poder desmesurado de los grandes grupos de comunicación, es señalado como otro gran reto. A esto hay que agregar la prometida reforma política para afrontar la corrupción e introducir mecanismos de democracia participativa. La vía de la Asamblea Constituyente puede ser una opción, aunque la composición cada vez más oligárquica del Congreso será un obstáculo evidente.

Por último, desde los sectores más a la izquierda, se sigue soñando con que el PT redefina su estrategia y facilite las condiciones para una etapa de movilizaciones de calle, desburocratización y repolitización militante. Como esto probablemente no ocurrirá, la sombra de Lula comenzará a proyectarse para una nueva disputa electoral en el 2018.

Luismi Uharte. Parte Hartuz Ikerketa Taldea

 

BRA_CB papa política

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A utopia do governo dos homens do bem proposta por Marina

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O Partido Socialista Brasileiro (PSB) continua socialista?

Historia Wikipédia: O PSB é um partido político de esquerda brasileiro que segue a ideologia socialista democrática. Foi criado em 1947 a partir da Esquerda Democrática, até ser extinto por força do Ato Institucional nº 2, de 1965. Em 1985, com a redemocratização no Brasil, foi recriado.

Segundo o Programa de 1947: “A socialização realizar-se-á gradativamente, até a transferência, ao domínio social, de todos os bens passíveis de criar riquezas, mantida a propriedade privada nos limites da possibilidade de sua utilização pessoal, sem prejuízo do interesse coletivo”.

Dessa forma, o partido procurou situar-se a meio caminho entre o socialismo radical (de inspiração marxista) e a social-democracia.

A social-democracia, é uma ideologia política que geralmente tem como objetivo o estabelecimento de socialismo democrático, sendo assim também chamada1 . É uma ideologia política de esquerda surgida no fim do século XIX por partidários do marxismo que acreditavam que a transição para uma sociedade socialista deveria ocorrer sem uma revolução, mas sim por meio de uma gradual reforma legislativa do sistema capitalista a fim de torná-lo mais igualitário. O conceito de social-democracia tem mudado com o passar das décadas desde sua introdução. A diferença fundamental entre a social-democracia e outras formas de socialismo, como o marxismo ortodoxo, é a crença na supremacia da acção política em contraste à supremacia da acção económica ou determinismo económico sócio industrial.

Atualmente em vários países, os sociais-democratas atuam em conjunto com os socialistas democráticos, que se situam à esquerda da social-democracia no espectro político. No final do século XX, alguns partidos social-democratas, como o Partido Trabalhista britânico, o Partido Social-Democrata da Alemanha começaram a flertar com políticas econômicas liberais, originando o que foi caracterizado de “Terceira Via”. Isto gerou, além de grande controvérsia, uma grave crise de identidade entre os membros e eleitores desses partidos.

Com Marina Silva, a defesa de uma nova via, que ela chama de “nova política” sem políticos, exercida por “homens do bem”, recrutados na banco de reservas de todos os partidos. O conceito do que é homem do bem tem mais uma conotação religiosa.

Socialismo y Estado

por Andrés Pelaez

¿Cuál es el futuro del socialismo como modelo alternativo cuando el sistema internacional vigente parece haber aceptado la supremacía del Capitalismo y los problemas que lo perturban son, más allá de las amenazas ambientales y otras emergencias, es el “buen gobierno”, “mejorar la arquitectura financiera internacional” o la “sarna de la burocracia internacional que cada vez es mayor”?

Para poder responder a la pregunta anterior es necesario analizar y comprender lo que queremos cambiar, el Sistema Capitalista. Tenemos que establecer en qué etapa de su desarrollo se encuentra. Sólo con el manejo de este conocimiento estaríamos en condiciones de revelar sus contradicciones internas, la dialéctica de sus movimientos que al final nos va a permitir desarrollar una teoría de cambio coherente.

Pero, ¿Por dónde tenemos que empezar?

Creo que un punto de partida correcto sería la de entender el Estado Capitalista. Básicamente, necesitamos un nuevo enfoque para el Estado capitalista.

¿Por qué?

Debido a que la existencia de más de 200 estados-nación han derribado las teorías que hasta finales de los años noventa preveían la desaparición del Estado como el principal espacio de dominación, sustituyéndolo por la “globalización”. Hemos perdido el foco en la tormenta, la Izquierda ha dejado extinguir en la geografía política al Estado como un dominio válido y digno de investigación e instrumento de cambio.

Entender el Estado es poder identificar los problemas políticos que son inmediatos a la política actual, es explorar posibles estrategias de resistencia, tácticas de movilización y elaborar una estrategia para la transformación radical del sistema capitalista hacia la transición al socialismo.

Décadas han pasado desde el debate Miliband – Poulantzas, ese enfrentamiento estéril entre “instrumentalismo” y “estructuralismo”. De esa discusión un factor ha permanecido, el Estado es el sitio central de dominación y el Liberalismo ha impuesto en los últimos años la imagen de un Estado benigno, neutral y desinteresado, basado en el libre consentimiento de individuos iguales y racionales. Al hacer esto olvidamos el papel del Estado en la organización y centralización de la fuerza y la cohesión y su función asegurando la dominación de clase y la cohesión social.

Según Poulantzas una de las características distintivas del Estado capitalista es su relativa autonomía de las clases dominantes. Debido a que el Estado se encuentra dentro de las contradicciones del modo de producción, el propio Estado está forjado con contradicciones. Por lo tanto el Estado no es externo, pero interno a las contradicciones de clase y la burocracia actúa dentro de las contradicciones de clase. Entendemos al Estado como una relación social, como una forma determinada de concentración en un equilibrio cambiante de fuerzas entre clases.

“Todo proceso de internacionalización es efectuado bajo la dominación del capital de un país definido porque los estados nacionales se mantienen fundamentales a la reproducción extendida” de su clase dominante (Poulantzas). Por lo tanto la nueva función de cada Estado está involucrada en la gestión de la administración del proceso de internacionalización.

En este sentido, el Estado ha sabido adaptarse al proceso de acumulación del capital internacional, éste podrá ser reducido en extensión pero no en sus funciones o en su forma. Así es que la lógica del mercado es introducida directamente en la función pública, no es solamente el sistema interno de organización transformado, sino también los servicios públicos y sus funciones se desprenden de sus funciones originales. La productividad es el estándar para evaluar los resultados de la administración pública. El Estado se ha convertido en una unidad de marketing y gerente del sistema capitalista.

Por otra parte como respuesta a la lucha de clases, el Estado reacciona con represión, la función principal del Estado es reducir la lucha de clases y promover un entorno propicio para la acumulación del capital (borrando las fronteras nacionales para los flujos de capital -reciente crisis financiera internacional-). La única forma de cambiar el Estado es desde adentro, desde afuera y en tres niveles interdependientes: económico, político e ideológico.

¿América Latina, en qué dirección?
El proceso de izquierda que está en marcha en la región muestra hasta qué punto los elementos sociales que integran los partidos de izquierda han llegado a aceptar el sistema tal como es y han fallado, con excepciones de procesos en curso, en desarrollar estrategias dirigidas a lograr la consolidación del socialismo.

En el caso de América Latina es evidente que no hay diferencia entre un gobierno de izquierda o de derecha en la forma de gestionar el Sistema, un Gobierno es bueno o malo por su desempeño en el crecimiento económico, en la educación y otros aspectos importantes. Como se dijo antes primero Productividad en lugar de valores Sociales, equilibrio fiscal en lugar de igualdad.

La ola de los partidos progresistas debe terminar y empezar la del socialismo, porque no creemos en este sistema, consideramos que debe ser transformado para poner fin a la pobreza, a la falta de vivienda y promover la igualdad.

Con este objetivo y dentro del marco democrático existente un gobierno de izquierda debe tener conceptos claros y políticas Socialistas para promover la aceleración de los cambios en: trabajo, salud, educación, erradicación de la pobreza, la distribución del ingreso, la justicia social, la igualdad de género, la descentralización y la democratización.

Por supuesto que no hay un solo pasaje al socialismo, cada país construirá su propio camino. Pero para hacer esto tenemos que aceptar el socialismo como una alternativa válida al capitalismo no como un destino utópico. Es real y vamos a construirlo. No va a ser fácil, los que están en el poder van a luchar hasta el final, pero con determinación y conciencia de clase vamos a hacerlo.

Me gustaría terminar con una frase de Emilio Frugoni1, cuyo pensamiento sigue siendo vigente hoy en día: “la revolución social… no se decreta, no será un fenómeno espontáneo, no depende de la impaciencia de los actores, será el resultado inevitable de los movimientos generales producidos por la sociedad moderna”.

 

* Bibliografía: Liberación Nacional y Socialismo, Ricardo Baluga.
Paradigm Lost: State Theory Reconsidered. Aronowitz, S. and Bratsis, P. (eds.).

1 Emilio Frugoni (30 de marzo 30 de 1880 – 28 de agosto de 1969). Político socialista, abogado, poeta, ensayista, y periodista uruguayo. Fundó el Partido Socialista Uruguayo (PS) en 1910 y fue el primer Secretario General, como también el primer representante en la Cámara de Diputados.

 

A República monarquista dos fichas sujas

Com a candidatura cassada pelo Tribunal Superior Eleitoral com base na Lei da Ficha Limpa, o ex-governador José Roberto Arruda decidiu , neste sábado 13, de azar para os brasilienses, lançar a mulher Flávia Peres, como candidata a vice-governador, numa chama encabeçada por Jofran Frejat. Todos os três são do Partido da República, PR.

Ficha suja é o neologismo para corrupto. No TRE, ficha suja corresponde à ficha corrida para ladrão na polícia, que incrimina os pobres.

Trocar Arruda pela mulher e um amigo do peito, subordinado e sócio, não muda nada.

O PR é um partido criado recentemente, mas sua história é do arco da velha. Veja in Wikipédia: Fundado em 24 de outubro de 2006, homologado no Tribunal Superior Eleitoral no dia 21 de dezembro de 2006. Seu presidente nacional é Alfredo Nascimento.

 História do Partido da República (PR)

Proclamação da Nova República
Proclamação da Nova República

A nova sigla uniu dois partidos: o Partido Liberal (PL) e o Partido da Reedificação da Ordem Nacional (PRONA), que se fundiriam para atingirem a cláusula de barreira (derrubada pelo Supremo Tribunal Federal, no final de 2006) e poderem gozar de todos os direitos que estariam reservados aos partidos que atingirem porcentagem de votos superior a 5% dos votos, até então exigida.

O partido tem forte formação político-ideológica do extinto Partido Liberal adotando assim o liberalismo social como base programática e situando-se na centro-direita do espectro político brasileiro.

O PL tinha como marca registrada o famoso Coro dos Escravos Hebreus da ópera Nabucco de Giuseppe Verdi, o Va Pensiero. Álvaro Valle, deputado fluminense que fundou o partido, era fã de óperas. O PL tinha como principal bandeira o Imposto Único. O número a ser adotado pelo Partido da República é o mesmo que era utilizado pelo PL: 22, sendo desativado o número 56 utilizado pelo Prona.

Principais nomes

Seus principais nomes são o ex-deputado José Marcos de Lima (atual secretário-geral do PR em Pernambuco e Secretário de Saneamento da Prefeitura da cidade do Recife), Inocêncio de Oliveira, o ex-ministro dos Transportes Alfredo Nascimento, o ex-governador do estado do Mato Grosso Blairo Maggi, o senador pelo Espírito Santo Magno Malta, o ex-prefeito da mais populosa cidade do Espírito Santo, Vila Velha, Neucimar Fraga, o ex-governador do Rio de Janeiro, Anthony Garotinho e sua esposa a ex-governadora do Rio de Janeiro e atual prefeita de Campos dos Goytacazes, Rosinha Garotinho, o ex-governador do Distrito Federal, José Roberto Arruda e o atual Ministro dos Transportes, César Borges.

O PR tem também como filiado o deputado federal de maior votação nas eleições de 2010, o humorista Tiririca (PR-SP).

Ranking da corrupção

Com base em dados divulgados pelo Tribunal Superior Eleitoral, o Movimento de Combate à Corrupção Eleitoral divulgou um balanço, em 4 de outubro de 2007, com os partidos com maior número de parlamentares cassados por corrupção desde o ano 2000.

O PR ocupa a sétima posição no ranking, com 17 cassações, atrás do DEM, PMDB,  PSDB, PP, PTB e PDT.

Arruda condenado

José Roberto Arruda foi condenado pelo Tribunal de Justiça do DF por improbidade administrativa no dia 9 de julho, em segunda instância, pelo envolvimento no esquema de corrupção conhecido por mensalão do DEM.

O ex-candidato liderava a pesquisa pesquisa Datafolha divulgada nesta quarta-feira (10). Ele tinha 37% das intenções de voto, seguido pelo atual governador, Agnelo Queiroz (PT), com 19%, e pelo senador Rodrigo Rollemberg (PSB), com 18%.

Na sexta, a Procuradoria-Geral Eleitoral (PGE) enviou ao TSE pedido para que fossem suspensos todos os atos de campanha de Arruda. Na quinta, o TSE rejeitou recursos protocolados pela defesa de Arruda e manteve a decisão de considerar o político do PR inelegível.

No requerimento protocolado no tribunal, a procuradoria argumenta que a realização de campanha só é permitida a quem possui registro de candidatura. “A nova legislação nada mais fez do que reforçar a necessidade de se evitarem os graves efeitos de uma prática cada vez mais comum: candidatos sabidamente inelegíveis insistem em candidatar-se e, apesar de sucessivas decisões judiciais que reiteram a impossibilidade de suas candidaturas, insistem em continuar em campanha, arrastando debates judiciais infrutíferos até as vésperas do pleito e, muitas vezes, até após as eleições”, diz o documento.

Através da mulher e do amigo, Arruda não só insiste em ser candidato. Ele pode ser, indiretamente, eleito.  

 

Marina vai governar com os melhores?

Nova política Marina Alpino botox

 

por J. Carlos de Assis, no Jornal GGN:

Então teremos uma Presidenta da República que vai governar com os melhores! Desde que Péricles criou a democracia na Grécia clássica jamais aconteceu algo semelhante no mundo: um presidente que, em lugar de governar com os piores, ou com os mais ou menos, governará rigorosamente com os melhores. Tinha esperança de não morrer sem ver isso. A nova política de Marina Silva é a garantia de que os justos e os “melhores” por fim herdarão a Terra de Santa Cruz.

O PSB, agora de Marina, é um partido pequeno, e a Rede Solidariedade é um projeto de partido, não um partido. Sua representação parlamentar será modesta. Portanto, para aprovar projetos na Câmara e no Senado, Marina terá de confiar exclusivamente no seu charme. Pelo que ela diz, não será difícil. Ela governará com os melhores de todos os partidos, tirando alguns melhores daqui, outros dali. Será a primeira maioria na história republicana formada não por partidos políticos, mas pelos melhores políticos apartados dos velhos vícios partidários.

Claro, haverá pressões de grupos de interesse, lobbies, categorias profissionais, classes, estamentos para forçar o Governo a atender múltiplas demandas específicas nesse país de 200 milhões de habitantes e 8,5 milhões de quilômetros quadrados. Marina não tem qualquer dúvida de que será possível satisfazer a todo mundo. Ela tratará de envolver em seu projeto de Governo os melhores da sociedade civil: os melhores sindicalistas, os melhores líderes rurais, os melhores trabalhadores sem terra, os melhores banqueiros, os melhores construtores, talvez os melhores especuladores, os melhores sonegadores de impostos, e assim por diante.

Minha dúvida é como Marina escolherá os melhores. Talvez use um melhorômetro. Achar os melhores no meio do estamento dominante brasileiro – ela não diz assim, diz elites – exige olhos de lince. Imaginem-na no Planalto com uma longa fila diante de si, com o dedo em riste, a escolher um melhor para um lado, outro para outro, ou ainda um outro sendo rejeitado. Ou talvez melhores sejam todos aqueles que estão mais próximos de sua campanha com alguma forma de contribuição positiva, seja em dinheiro, seja em capacidade de formulação neoliberal.

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Desde que o velho Marx, mais de um século atrás, descobriu a luta de classes como motor da história, não se vive num grande país tamanha negação da dialética marxista. Não se trata mais, ao nível teórico, dos processos de tese, antítese e síntese; no pragmatismo de Marina, é tese, antítese e os melhores. Estamos, pois, na perspectiva do verdadeiro fim da História. Depois de Marina, a Nação, que já esteve sob ditaduras e posteriormente numa democracia dos piores, estará definitivamente pacificada, sob estrito controle dos melhores.

A candidata, em sua fé religiosa, trata a dialética política como receita de cozinha: junta ingredientes diferentes, bate no liquidificador ideológico e tira disso um delicioso pudim. É o que vem à cabeça quando afirma que governará com os melhores do PSDB e os melhores do PT. No debate da Bandeirantes, ela citou nominalmente Serra, do PSDB, como possível ingrediente desse pudim. Não sei se combinou previamente com Serra e muito menos se tem alguma sinalização do PT. Sua pretensão, contudo, é infinita.

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língua Marina

 

Dizer que vai escolher dentre os partidos os melhores para fazer seu governo é um acinte à organização partidária. Ela é péssima, eu concordo, mas é preciso mudar a lei para formar alianças por cima dos partidos. A infidelidade partidária, nos termos da lei atual, é castigada com a perda do mandato. Se quiser governar, Marina terá que encontrar seus “melhores” na direção dos partidos e estabelecer acordos com eles na base de trocas. É o que Collor fez. É o que Lula e Dilma fizeram. Propalar que vai escapar disso é uma empulhação da opinião pública, uma retórica de platitudes que só engana aos tolos e os desavisados. Ou, na melhor das hipóteses, Marina não sabe o que diz.

Lembro-me de Regina Duarte dizendo na televisão, na véspera da eleição que consagrou Lula em 2002, que tinha medo. Era um excesso de intimidação política. Agora, vendo o debate de quinta-feira, temi pelo Brasil. O PT, bem ou mal, tinha quadros que se prepararam para o poder desde o início dos anos 80. Não é essa improvisação principista que circula em torno de Marina, parte dela formada por ambientalistas radicais, sendo a maioria constituída por oportunistas que se aproximam da perspectiva de poder para usá-lo em benefício próprio. Que os deuses nos salvem!

 

 

 

 

Sudáfrica. El deseo de desracializar la sociedad, una visión utópica que significaría generar una sociedad basada en la igualdad

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En diálogo con Cash, Premesh Lalu, director del Centro de Investigación en Humanidades de la Universidad de la Provincia Occidental del Cabo, afirma que el apartheid en Sudáfrica funcionó como un mecanismo económico, pero su combate no se enfocó en el problema de la economía. Indica que el neoliberalismo es un elemento constitutivo que mantiene la dinámica racial de las cosas.

 

Por Natalia Aruguete

 

 

Las primeras elecciones multirraciales en Sudáfrica pusieron punto final a casi cincuenta años de apartheid (1948-1994). Con más del 60 por ciento de los votos, el Congreso Nacional Africano (ANC) ganó los comicios y designó a Nelson Mandela como presidente. La gran negociación iniciada entonces se concentró en la modalidad de la democracia, la unificación de Sudáfrica y la desracialización de la sociedad. Sobre ese piso legal, la Comisión por la Verdad y la Reconciliación actuó como una justicia restaurativa, contra las violaciones a los derechos humanos. La utopía de Mandela era alcanzar la reconciliación nacional: que Sudáfrica perteneciera a todos los que allí viven, negros y blancos. Sin embargo, hay problemas profundos que el postapartheid no logró resolver. La gran negociación intentó “satisfacer a la sociedad, pero sin molestar al capital”, señaló Premesh Lalu en una entrevista con Cash. Invitado por el Programa de Estudios Sur Global de la Universidad de General San Martín (Unsam), el director del Centro de Investigación en Humanidades de la Universidad de la Provincia Occidental del Cabo hizo fuertes críticas al postapartheid y advirtió sobre las cuestiones estructurales que quedaron pendientes. Fundamentalmente, la consolidación de la racialización en el ámbito económico y la falta de un debate público tendiente a politizar a una gran parte de la población, que manifiesta una profunda frustración.

¿Qué cuestiones cree que han quedado pendientes de resolución en Sudáfrica, particularmente en el ámbito económico, después del apartheid?

–El apartheid fue pensado como un proyecto económico que definía la distribución del trabajo a lo largo de diversos sectores de la economía. La explotación minera en Sudáfrica siempre dependió del sistema de trabajo migrante. No sólo migración de las zonas rurales hacia las urbanas dentro de Sudáfrica, sino que desde la región Sur de Africa venían personas a trabajar a las minas de oro. Hubo, además, momentos de industrialización masiva e industrialización secundaria. Incluso, la urbanización masiva previa y posterior a la Segunda Guerra Mundial funcionó a la par del desarrollo del sector industrial en Sudáfrica. La agricultura, por su parte, fue históricamente un ámbito de reclamo sobre la distribución del trabajo. Cuando se piensa en la historia de Sudáfrica, se piensa en cómo el apartheid funcionó como un mecanismo económico. Sin embargo, las luchas en contra del apartheid no se enfocaron en el problema de la economía.

¿Dónde pusieron el foco?

–La negociación que tuvo lugar en 1990 giró alrededor de la cuestión del establishment político. El gran debate se orientó hacia la Asamblea Constitucional, hacia la modalidad de la democracia y del sistema electoral. Se estableció un piso legal, en ese marco surgió la Comisión por la Verdad y la Reconciliación (que actuó como una justicia restaurativa, donde testificaron las personas identificadas como víctimas de violaciones graves a los derechos humanos). Algunas de las dificultades no resueltas por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación forman parte central del postapartheid.

¿A qué cuestiones se refiere?

–En el marco de la negociación no hubo lugar para debates sobre la problemática económica. La cuestión económica fue resuelta de manera separada de la gran negociación, y estuvo subordinada a los intereses internacionales de la explotación en minería.

¿Por qué fue negociada en forma separada?

–Porque la ANC (Congreso Nacional Africano) ingresó en esa negociación con la convicción de que concretaría la idea –incluida en la “Carta de la Libertad” (Freedom Charter)– de que Sudáfrica pertenezca a todos los que viven allí, negros o blancos. Y se involucraron en un proyecto político tendiente a desracializar a la sociedad.

¿En qué consistió ese proyecto?

–Intentaron juntar las distintas piezas del rompecabezas, satisfacer a la sociedad, pero sin molestar al capital. Procuraron que la dinámica política – una política de desracialización liderara la relación entre el Estado y las instituciones. Pero el terreno económico sigue completamente racializado.

¿Qué consecuencias trajo en términos de equidad económica y social?

–Durante la presidencia de (Nelson) Mandela (1994-1999) se intentó avanzar con el proyecto de empoderamiento de la economía negra. Eso significaba que había emergido una nueva elite. Pero las discrepancias eran enormes y la lucha por dicho empoderamiento fue visto de una forma limitada, sólo se apuntó a un pequeño sector de la clase media negra en ascenso. Por eso, creo que ese intento de empoderamiento de la economía negra fue ciertamente inefectivo.

¿Por qué cree que el postapartheid se topó con esas limitaciones?

–Creo que hubo tres cosas que no se dieron después de 1994. La primera es que no hubo una negociación entre el Estado y las instituciones. El apartheid no fue sólo un proyecto de represión desde el Estado, también funcionó a nivel de las instituciones: desde las escuelas hasta las universidades pasando por los hospitales; sus infraestructuras se han multiplicado a través de una ramificación racial.

¿Cuál es la segunda cuestión no resuelta?

–Que la esfera económica creó un campo de privilegios muy particular. Se esperaba que la recomposición posterior al ’94 iniciara un proceso de desaprendizaje de ese privilegio, pero no fue así. En realidad, el sector económico se consolidó y se cerró en sí mismo.

¿En qué se evidenció los privilegios a nivel económico?

–Por ejemplo, cuando el Estado intentó promover el empoderamiento de la economía negra, desde el mercado se argumentó que se trataba de un racismo inverso. Hay una tercera cuestión: durante la lucha contra el apartheid, hubo vastas redes de movimientos políticos en las ciudades, que con el tiempo se volvieron cáscaras burocráticas. Tenían ambición y deseos, y un programa sobre algunas cuestiones económicas enfrentándose a cláusulas creadas por el Estado. Pero no es posible formar parte de un movimiento de masas y pasar al proceso de negociación al mismo tiempo. Esos procesos se fueron vaciando durante el intento de crear un nuevo concepto de pertenencia nacional en el marco del proyecto del postapartheid.

 

Neoliberalismo

 

¿Cuán estructural es la problemática que observa en Sudáfrica?

–Pienso en una estructura de relaciones de raza y de política racial. Desde este punto de vista, el neoliberalismo se ve distinto. No se trata de una racionalidad económica externa que tiene efectos sobre la población. El neoliberalismo, en sí mismo, es un elemento constitutivo que mantiene la dinámica racial de las cosas.

¿Qué opina acerca del Brics como posible alianza alternativa? ¿Qué efectos tendría para Sudáfrica?

–Las iniciativas que hemos visto a través del Brics abarcan muchas formas, pero creo que todas confluyen en una misma dinámica.

¿A cuál se refiere?

–En el sentido de producir un tipo de futuro poscolonial, algo que creo que todavía es un deseo pendiente. Propongo una forma de pensar que se ubique fuera del tipo de relaciones de colonialidad. Por eso, incluso, propongo pensar el neoliberalismo de manera distinta: no ubicado como una cuestión política o económica, sino como una problemática racial. Porque creo que el neoliberalismo está tratando de redefinir la biopolítica. El neoliberalismo es el apartheid del futuro. En nuestros países, el neoliberalismo se apoya en dinámicas de gobierno local, segregación étnica y prácticas de exclusión del mundo del trabajo que se asemejan a modelos de décadas pasadas.

¿Cree que están dadas las condiciones en Sudáfrica para hacer frente a este escenario?

–En el Sur de Africa tuvimos la oportunidad de cambiar radicalmente el discurso a la salida del apartheid, pero no lo hicimos. Ahora la pregunta debe versar alrededor del postapartheid. Pero no pensando que el primer apartheid era una cuestión solamente sudafricana, sino que fue más allá. Se debe extender la discusión a la crítica del liberalismo en general, como una especie de teoría de la raza y un intento de componer los términos de la biopolítica. Y creo que eso es lo que no estamos logrando aún en Sudáfrica.

 

Crisis mundial

 

¿Cómo ha enfrentado Sudáfrica la crisis mundial?

–El presupuesto fue lanzado recientemente por Pravin Gordon, un activista surgido de la ANC que estuvo involucrado en las luchas de los años ’80. Ahora es el ministro de Finanzas. Con Gordon estaba el anterior ministro de Finanzas, Trevor Manuel, que proviene también de la UDF, un movimiento interno de izquierda de la ANC. Ambos crearon el Plan Nacional de Desarrollo a partir de una recorrida por el país en la que intentaron ver cuáles eran las necesidades de Sudáfrica para concebirse como un Estado más democrático, con una infraestructura que pudiera sostener las demandas de la población. Desde los movimientos sindicales, por ejemplo, plantearon que ese plan “no era suficiente”. La recesión ha sido dura y los efectos llegaron tiempo después.

¿Cuáles fueron los sectores más afectados?

–Hay una significativa preocupación por el crecimiento del desempleo y el aumento de las diferencias entre ricos y pobres. Hace pocos años, se realizó un estudio desde el programa de investigación de los sindicatos para cuantificar cuántos años le llevaría a un obrero sudafricano ganar lo que un CEO sudafricano cobra en un año. La respuesta era ridícula.

¿Cuántos?

–Mil cien años aproximadamente. El problema es la cantidad de años de crisis acumulada que llevamos.

¿Desde la crisis de 2007 o se refiere a los shocks previos a ese año?

–Incluso antes. Los objetivos de tener un crecimiento económico rápido se han convertido en enormemente problemáticos.

Con un alto impacto en el mercado de trabajo.

–Sí. En ese sentido, el problema fue la inversión extranjera directa, que se ha convertido en una gran preocupación para el Estado. Hubo debates sobre la posibilidad de que el Estado permitiera a Walmart venir a Sudáfrica. Esas argumentaciones dañaron la confianza de los inversores. Al mismo tiempo, hay una enorme insatisfacción en distintos sectores de la economía. Tenemos que repensar qué significa para nosotros el neoliberalismo, especialmente en un lugar como Sudáfrica. No podemos pensarlo simplemente desde una racionalidad económica, sino como una teoría de la raza. Y el problema es que eso no ha sido debatido adecuadamente. Ese fue el motivo del inicio de la ANC en 1955: el deseo de desracializar la sociedad, una visión utópica que significaría generar una sociedad basada en la igualdad

* Con la colaboración de Laura Efron, Sección de Estudios de Asia y Africa, UBA.

Bolivia. Una década de la Guerra del Gas

A diez años de la masacre de octubre

 

 

 Octubre Negro

 

Los muertos y heridos en la masacre de octubre, apenas asoman a mi mente y mi corazón, me duelen como hace diez años atrás, cuando me enteré, a través de los medios de comunicación, de la tragedia en la urbe alteñaque-al son del grito de combate: “¡El Alto de pie, nunca de rodillas!”- se desangró en defensa de la soberanía nacional.Al cumplirse una década de la denominada Guerra del Gas, y en mi condición de ciudadano con derecho a voz y voto, no dejó de reflexionar sobre las dramáticas consecuencias de aquellas jornadas que cambiaron el curso de la historia contemporánea de nuestro país y, al mismo tiempo, no dejó de condenar la bestialidad de las fuerzas represivas del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada que, en octubre de 2003, provocaron un baño de sangre entre los manifestantes de la ciudad de El Alto.

A 31 años de la “recuperación de la democracia”, que estaba acuartelada por una de las dictaduras militares más sombrías de la historia nacional, se ingresó a una etapa de “gobiernos de consenso”, cuyas “democraduras” sirvieron no sólo para acallar la protesta popular con atropellos de lesa humanidad, sino también para masacrar a los acusados de “sediciosos y promotores de proyectos subversivos organizados y financiados desde el exterior”, aun sabiendo que no era posible una democracia formal en un país que se retorcía en medio de la pobreza, el analfabetismo y la desigualdad social.

A estas alturas del proceso de cambio, cuando todo parece demostrar que ha llegado el momento de transformar las caducas estructuras del sistema capitalista, nadie queda indiferente ante las convulsiones sociales que, en el llamado Octubre Negro, sacudieron los cimientos del Estado proimperialista, donde los sectores más empobrecidos, armados con piedras, palos, cólera e indignación, ganaron las calles para hacer escuchar su grito de protesta contra quienes detentaban el poder, rifando al país en pedacitos y al mejor postor.

Durante la Guerra del Gas, que en la ciudad de El Alto arrojó el saldo de decenas de muertos y centenas de heridos, el pueblo dio su ultimátum al gobierno: “Si el presidente no puede solucionar los problemas, lo mejor será que se vaya a su casa”. Es decir, los ciudadanos de oriente y occidente, conscientes de la imperiosa necesidad de salvar al país del caos y la anarquía, exigieron la renuncia del primer mandatario porque tenía las manos manchadas de sangre y porque perdió el control de los conflictos sociales.

El país requería de soluciones rápidas y concretas. Y, para lograr este objetivo, no bastó con que el vicepresidente asumiera la primera magistratura, intentando salvar la democracia burguesa, sino en que todas las autoridades de gobierno se pusieran la mano en el pecho e hicieran conciencia de que las protestas y los conflictos no se resolvían disparando las armas contra el pueblo, sino ofreciendo a los sectores más empobrecidos mejores condiciones de vida y de trabajo.

Está demostrado que no se puede controlar la rebelión de las masas cuando éstas no están dispuestas a vivir en la zozobra ni bajo la inestabilidad del aparato estatal. Por cuanto fue legítimo que los ciudadanos propusieran cambios, en procura de impedir la entrega del gas a consorcios extranjeros sin previa consulta al pueblo; tampoco fue casual que se hubiesen unido en torno a una Asamblea Constituyente, que exigía la modificación de la Ley de Hidrocarburos y del Código Tributario, y que se resguardaran los intereses de la nación y sus habitantes, oponiéndose a las injerencias del portavoz del gobierno norteamericano en los asuntos internos del Estado boliviano; más todavía, fue urgente rechazar las insinuaciones de las empresas transnacionales, interesadas en saquear las riquezas naturales en desmedro de quienes vivían sumidos en la miseria, la desocupación, la deserción escolar, la criminalidad y la corrupción institucionalizada.

Cabe preguntarse, aquí y ahora, para qué servía un gobierno que no representaba los intereses de las inmensas mayorías, un presidente que se aferraba al poder para defender los privilegios de los empresarios privados y la política expansionista del imperialismo, cuyo embajador encaramado en la sede de gobierno, asumiendo la misma arrogancia y supremacía de su jefe en la Casa Blanca, declaró a la prensa: “Estados Unidos no tolerará una interrupción del orden constitucional en Bolivia y no apoyará a ningún gobierno no democrático”, como dando a entender que el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada era uno de los más democráticos de la historia republicana, y que la oposición, compuesta por los partidos políticos que rechazaban un sistema neoliberal de gobierno y las imposiciones arbitrarias del imperio, representaba un peligro para la democracia.

Los “campeones de la democracia”, que en otrora se denominaban “izquierdistas” y “revolucionarios”, respaldaron también la política represiva y neoliberal del gobierno, mientras sujetaban en la mano la Carta Democrática de los organismos internacionales que, teóricamente, condenaban el uso de la violencia que tendían a alterar el orden constitucional del país; cuando en realidad, el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, a espaldas de lo establecido en la Constitución Política del Estado, dio su beneplácito a las Fuerzas Armadas para reprimir al pueblo, violentando así los Derechos Humanos y pasándose por las narices las Cartas Magnas tanto de la ONU como de la OEA.

Ante semejante fechoría, es necesario preguntarse: ¿De qué tipo de democracia nos hablaban estos asesinos? Si el propio presidente de la nación no respetaba la institucionalidad democrática, como la única vía aceptable para resolver los conflictos sociales, y fue capaz de arremeter contra sus opositores, tildándolos de “subversivos” y “sediciosos”, hasta que se le fue la mano y ordenó meter bala contra una turba de mujeres, hombres y niños en la ciudad de El Alto.

Por todos es conocido que las agresiones físicas de las fuerzas represivas contra los manifestantes alteños fueron tan contundentes como las declaraciones del representante del Departamento de Estado, quien, en su afán de controlar la producción de coca y mantener en jaque a los críticos del régimen, aplicó una política coercitiva que, en lugar de apaciguar la furia encendida de los manifestantes, provocó una mayor protesta entre quienes estaban ya cansados de soportar los mandatos del imperialismo y del gobierno entreguista de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien no hacía otra cosa que acrecentar la injusticia social, la crisis económica y la discriminación racial.

Los campesinos, mineros, fabriles, estudiantes, profesores, comerciantes y otros, tenían todo el derecho de velar por sus vidas e intereses, y de protestar contra los engaños y las falsas promesas de los señores del poder, quienes estaban más interesados en la repartija de pegas, que en resolver los problemas reales de los sectores empobrecidos por la política entreguista de los ministros y diputados neoliberales, cuya incapacidad de gobernar un país en crisis quedó al descubierto desde el instante en que asumieron el mando del poder con el apoyo de los partidos oficialistas que, durante y después de su campaña proselitista, prometieron demagógicamente un mejor destino para los bolivianos.

Las huelgas, bloqueos, barricadas y marchas de protesta, que tuvieron lugar en la ciudad de El Alto en octubre de 2003, reflejaron el descontento popular contra un gobierno que, al margen de haber sido incapaz de cumplir con el compromiso y los convenios firmados con los sectores en conflicto, tuvo la osadía de movilizar a las tropas del Ejército contra los movimientos progresistas, compuestos en su gran mayoría por los relocalizados de las minas, cansados de vivir en un país donde no se respetaban los Derechos Humanos y donde sobrevivían los resabios de la discriminación social y racial, y donde unos creían ser dueños de las riquezas naturales y dueños absolutos del poder.

Ya sabemos que los desposeídos no piden mucho y lo poco que piden es que se respeten sus costumbres y tradiciones, que se respeten sus fuentes de trabajo y el cultivo de la hoja de coca, que se mejore el sistema educativo y la asistencia médica, que se instale energía eléctrica y agua potable en las regiones rurales; reivindicaciones elementales que incomodaron a los amos del poder político y económico, entre los que se contaba Gonzalo Sánchez de Lozada, quien por entonces fungía como presidente constitucional de Bolivia.

Con todo, ser testigo de un pueblo que luchaba en defensa de los intereses nacionales, mientras su gobierno se esforzaba cada vez más por defender los intereses del imperialismo, duele en lo más hondo del alma, sobre todo, cuando los medios de comunicación informaban que los caídos bajo las balas fratricidas eran hermanos que, de un modo consciente o inconsciente, apostaron desde siempre por los ideales de la libertad y la justicia.

A diez años de la masacre de octubre en la ciudad de El Alto, donde las organizaciones sociales todavía se mantienen de pie, queda la lección de que las grandes transformaciones socioeconómicas de un país se logran gracias aal coraje y la conciencia de un pueblo dispuesto a combatir hasta las últimas consecuencias por conquistar la soberanía nacional, la defensa de los recursos naturales y la dignidad que se merecen todos en un Estado de derecho.

Papa Francisco: “Os velhos necessitam cuidados e companhia. Os jovens trabalho e esperança”

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OLHAR PARA O FUTURO

Da conversa do Papa Francisco com Eugenio Scalfari publicada em Repubblica chamam imediatamente a atenção o tom de confronto aberto e amistoso, o desejo de se compreender reciprocamente e o facto, sempre mais evidente, de que o Pontífice não hesita em pôr-se em questão em primeira pessoa. «Posso abraçá-lo por telefone?» irrompe o fundador do diário romano. «Claro, também eu o abraço. Depois fá-lo-emos pessoalmente, adeus» responde com simplicidade o Papa Francisco. O encontro é uma consequência da carta que o Pontífice enviou a Scalfari e ajuda ainda mais a compreender o coração do Papa Francisco: «É preciso conhecer-se, ouvir-se» e – disse – «acontece-me que depois de um encontro me venha a vontade de ter outro porque surgem novas ideias e descobrem-se necessidades novas». Eis que é a atenção às pessoas e à sua unicidade a característica que dele imediatamente conquista e atrai.

Um enlace jocoso de palavras sobre a intenção recíproca de conversão permite que o Pontífice mencione a questão do proselitismo: não tem sentido, porque – como quis recordar aos catequistas com as palavras de Bento XVI – «a Igreja não cresce por proselitismo, cresce por atracção», um «fermento que serve para o bem comum. Trata-se ao contrário do testemunho, que cada cristão deve prestar, assim como deve transparecer da Igreja no seu conjunto: uma minoria, sem dúvida, mas também força de transformação.

«O ideal de uma Igreja missionária e pobre» anima como um fogo escondido as palavras do Papa Francisco, que sem hesitações responde às perguntas de Scalfari e olha para o caminho dos cristãos na história falando significativamente dos santos – Paulo, Agostinho, Francisco, Inácio – e repetindo que o objectivo é «ouvir as necessidades, os desejos, as desilusões, o desespero, a esperança. Devemos dar de novo esperança aos jovens, ajudar os idosos, abrir ao futuro, difundir o amor. Pobres entre os pobres. Devemos incluir os excluídos e pregar a paz».

Palavras que evocam não ocasionalmente o início do documento conciliar sobre a Igreja no mundo contemporâneo: «A alegria e a esperança (gaudium et spes), a tristeza e a angústia dos homens de hoje, sobretudo dos pobres e de quantos sofrem, são também a alegria e a esperança, a tristeza e a angústia dos discípulos de Cristo, e não há nada genuinamente humano que não tenha eco no seu coração». De facto, o Papa Francisco olha para o Vaticano II, «inspirado por João XXIII e por Paulo VI», porque por sua vez – frisa claramente – o concílio «decidiu olhar para o futuro com espírito moderno e abrir à cultura moderna».

Não são afirmações vazias as que foram feitas por aquele que na entrevista se define, além do título tradicional de bispo de Roma, «Papa da catolicidade». Com efeito, no diálogo fala com tons pessoalíssimos de si mesmo, revelando a iluminação humilde que teve logo após à eleição em conclave e que o induziu a aceitá-la. E é precisamente este pôr-se em questão que lhe permite falar das realidades mais profundas: a graça, a alma, Deus e o futuro, sobre o qual orienta o olhar. Porque «também a nossa espécie acabará, mas a luz de Deus não acabará».

 

PARA CONHECER JESUS

Para conhecer verdadeiramente Jesus é preciso falar com ele,  dialogar com ele enquanto o seguimos no seu caminho.

«Não se pode conhecer Jesus – foi a sua resposta – sem ter problemas». Paradoxalmente, acrescentou, «se quiseres ter um problema, vai pelo caminho que te leva a conhecer Jesus» e então surgirão muitos problemas. Em todo caso, não se pode conhecer Jesus «na primeira classe» ou «na tranquilidade», nem «na biblioteca». Só conhecemos  Jesus no caminho diário da vida.

Podemos conhecê-lo, afirmou o Santo Padre, «também no catecismo. É verdade! O catecismo – frisou – ensina-nos muitas coisas sobre Jesus e devemos estudá-lo, aprendê-lo. Assim aprendemos que o Filho de Deus veio para nos salvar e compreendemos o amor do Pai  na beleza da história da salvação». Entretanto, o conhecimento de Jesus através do catecismo «não é suficiente»: conhecê-lo com a mente é já um passo em frente, mas «é necessário conhecer Jesus no diálogo com ele. Falando com ele, na oração, de joelhos. Se não rezas, se não falas com Jesus – disse – não o conheces».

 

A CORTE DO VATICANO É A LEPRA DO PAPADO

El papa Francisco aseguró que el defecto de la Curia romana, el gobierno de la Iglesia, es que se ocupa sólo de los problemas de la Santa Sede olvidando el mundo que le rodea, en una entrevista publicada hoy en el diario La Repubblica.

La Curia “tiene un defecto: es Vaticano-Céntrica. Ve y se ocupa de los intereses del Vaticano y olvida el mundo que le rodea. No comparto esta visión y haré de todo para cambiarlo”, explicó el papa en la entrevista al fundador del rotativo, Eugenio Scalfari, que se publica hoy en concomitancia con la primera reunión que mantendrá el papa con el llamado G8 de la Iglesia, el Consejo de ocho cardenales nombrados por Francisco para analizar la posible reforma de la Curia romana.

Para el exarzobispo de Buenos Aires, en el pasado “los jefes de la Iglesia han sido a menudo narcisistas, adulados por sus cortesanos” y agregó que “la Corte es la lepra del papado”. “La Iglesia tiene que volver a ser una comunidad del pueblo de Dios y los presbíteros, los párrocos y los obispos deben estar al servicio del pueblo de Dios”, añadió el papa Jorge Bergoglio. Sobre su visión de la Iglesia, explicó que no se debe basar en el “proselitismo” sino “en escuchar las necesidades, las desilusiones, la desesperación y dar esperanza a los jóvenes y ayudar a los viejos, abrir al futuro y difundir el amor. Ser pobres entre los pobres”.

Bergoglio indicó en esta entrevista de tres páginas que en el Concilio Vaticano II se decidió “mirar al futuro con espíritu moderno y abrir a la cultura moderna, que significaba ecumenismo religioso y diálogo con los no creyentes”. Pero el pontífice reconoció que “hasta ahora se ha hecho poco” y anunció que él tiene “la humildad y la ambición” de llevar a acabo ese camino de la Iglesia hacia la modernidad. Respecto a los cambios que tiene previsto acometer, recordó como ha nombrado el Consejo de los ocho cardenales para que le aconsejen. “No son cortesanos sino personas sabias, animadas por mis mismos sentimientos. Esto es el inicio de una Iglesia con una organización no sólo vertical sino también horizontal”, destacó.

Durante la conversación con Scalfari, Francisco bromeó al asegurar que cuando tiene delante un “clerical” también él se vuelve “anticlerical de golpe” y es que, explicó, “el clericalismo nada tiene que ver con el cristianismo y que San Pablo fue el primero que habló con los paganos, los creyentes de otras religiones”. Por otra parte, aseveró que la Iglesia “no se ocupará de política”, pues “las instituciones políticas son laicas por definición y actúan en esferas diferentes”. “La Iglesia no irá más allá de su deber de expresar y difundir sus valores, al menos mientras yo esté aquí”, confirmó.

En la entrevista también se tocan asuntos de actualidad y Bergoglio consideró que “los grandes males que afligen el mundo son el desempleo de los jóvenes y la soledad en la que ha dejado a los viejos”. “Los viejos necesitan cuidados y compañía. Los jóvenes trabajo y esperanza”, indicó.

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El papa también criticó el “liberalismo salvaje” que hace que “los fuertes se hagan más fuertes, los débiles más débiles y los excluidos más excluidos”, y añadió que “se necesitan reglas de comportamiento y si fuera necesario también la intervención del Estado para corregir las desigualdades más intolerables”.

En la entrevista, el papa habla de los santos de su experiencia religiosa y, aunque matizó que no se puede hacer una clasificación de preferidos “como si fueran futbolistas argentinos”, los “más cercanos a su alma” son San Francisco y San Agustín. Sobre la “vocación mística” de algunos santos, Bergoglio explicó que no cree que tenga esta vocación, aunque desveló como tras ser elegido papa y mientras esperaba antes de asomarse al balcón de la basílica de San Pedro cerró los ojos y dejó de sentir “el ansia y la emotividad”

“Una gran luz me invadió, duró sólo un momento aunque me pareció muchísimo tiempo. Luego la luz se disipó, yo me levante de golpe y me dirigí a la mesa donde estaban los cardenales para firmar el acto de aceptación. Y firme”, relató. El papa termina la entrevista con Scalfari prometiendo un nuevo diálogo con el periodista, que se define ateo y a quien ya dirigió una carta sobre los no creyentes, en el que se afrontarán asuntos como el papel de la mujer en la Iglesia.

Eis um deputado que jamais pediria prisão de oito anos para os corruptos de colarinho (de) branco

Definiu o grande e honrado deputado Djalma Aranha Marinho: O liberal é um direitista envergonhado.

diario_cuiaba. prisão de oito anos

A direita é sempre contra a voz do povo que é a voz de Deus.

Detesta referendo, plebiscito, qualquer decisão do povo.

Povo nas ruas, sim, quando não atrapalha o trânsito. Quando boiada nas procissões de santo, nas passeatas dos padres e pastores eletrônicos, nos shows super, super faturados dos prefeitos, nas paradas gays, nas marchas pela paz convocadas pela Globo nos bairros ricos, nos enterros dos políticos das elites e de artistas de televisão, e atrás dos trios elétricos e do Galo da Madrugada.

O povo tem cheiro de suor. Fede.

O povo deve falar, sim, sempre através de intermediários. Na justiça, representado pelos advogados da justiça gratuita. Nos executivos municipais, via vereadores. Com os governadores, via deputados estaduais. Com o governo federal, via deputados federais e senadores.

O trabalhador deve fazer greve, sim, via pelegos, a chamada greve teatro.

O povo escuta, e ouve tudo errado. Fala o que não deve. Que o povo escreva a carta dos leitores da Grande Imprensa, como recomenda Fernando Henrique. Isso é que ele chama liberdade de expressão. Que o povo apareça nas páginas policiais. Repórter policial é colunista social dos pobres.

Do povo o direito de ser os três macaquinhos.

Ilustração de Lucas Nine
Ilustração de Lucas Nine