Entrevista con Carlos Nelson Coutinho (1943-2012): La filosofía de la praxis en Brasil

Carlos Nelson Coutinho
Carlos Nelson Coutinho

 

Muere un gran amigo y compañero, el pensador marxista brasilero Carlos Nelson Coutinho, introductor de Gramsci en Brasil e interlocutor de György Lukács.

N.Kohan: Vos escribiste un ensayo sobre Caio Prado Júnior. ¿Qué repercusiones tuvo en la cultura de izquierda brasileña su obra historiográfica cuestionadora del relato canonizado por el stalinismo sobre el supuesto “feudalismo” latinoamericano?

C.N.Coutinho: Caio Prado Júnior ha sido el primero en intentar seriamente una interpretación del Brasil a partir de categorías marxistas. Su ensayo Evolución política del Brasil, de 1933, constituye un marco en la cultura brasileña. Todavía más decisivos son sus libros sobre laFormación del Brasil ContemporáneoColonia, de 1943, y su Historia económica del Brasil, de 1945.

Caio Prado Júnior —tal como Mariátegui— no conocía muy bien al marxismo. Se puede veer fácilmente que era escasa su familiaridad no sólo con las obras de Marx, sino también con las de los marxistas posteriores. Sin embargo, tal como el Amauta, ha intuído muy bien los rasgos principales de la evolución de nuestros países para el capitalismo, esto es, el hecho que esta evolución ha seguido una vía “no clásica”, caracterizada por la permamencia de rasgos precapitalistas, fuertemente autoritarios y excluyentes, basados en formas de coerción extra-económica sobre los productores directos. Como Mariátegui, Caio Prado Júnior “inventó” categorías muy semejantes a las de “vía prusiana” (Lenin) y de “revolución pasiva” (Gramsci).
Por eso, y en este caso también como el Amauta, Caio Prado -si bien fue militante del PCB- siempre se opuso abiertamente a la “lectura” tercer-internacionalista de Brasil. Su último libro significativo, de 1966, titulado La revolución brasileña, es una crítica muy dura a los paradigmas de la III Internacional utilizados por el PCB. Es indiscutible su importancia —al lado de otros, como, por ejemplo, Florestan Fernandes, que jamás ha militado en el PCB— para la construcción de una “imagen marxista de Brasil”.

N.Kohan: La publicación de tu ensayo Introducción a Gramsci (1981) se produjo casi en la misma época del surgimiento del Partido de los Trabajadores (PT) del cual ahora sos militante. ¿Hubo alguna relación entre ambos hechos?

C.N.Coutinho: Mi libro sobre Gramsci —que ha tenido ya varias ediciones, incluyendo la mexicana que citás, la última de las cuales es de 1999, con el título Gramsci. Um estudo sobre seu pensamento político, que incluye nuevos textos— fue escrito en el momento de mi ruptura con el PCB. En esa época, era ya más o menos consciente de que la propuesta gramsciana, que lleva a la formulación de un vínculo orgánico entre socialismo y democracia, era incompatible con la herencia teórica y política del PCB, o, más precisamente, con la herencia política de la III Internacional a la cual el PCB se mantenía vinculado.

Pero, en aquel momento, no me parecía que tampoco el neonato Partido de los Trabajadores (PT) fuera el legítimo heredero de la lección gramsciana. El PT surgió marcado por un fuerte soreliano “espiritu de escisión”: no hacía alianzas, parecía preferir al frentismo inconsecuente del PCB un completo aislamiento político. Así, quedé sin partido hasta 1989, cuando finalmente, después de muchas dudas, ingresé en el PT. Creo que, mientras tanto, hemos cambiado los dos, yo y el PT. Y continuamos cambiando, quizás más el PT que yo. Cuando ingresé en el PT, me decían que yo estaba “a la derecha”, sobre todo porque creía, como creo hasta hoy, que sin democracia no hay socialismo. Hoy, diez años después, en el interior del Partido, estoy “a la izquierda”. ¿Y sabés por qué? Porque también continúo convencido de que, sin socialismo, no hay democracia. No creo que esta sea una situación confortable, pero parece que mi destino es ser siempre heterodoxo en los partidos de los cuales formo parte. Sin embargo, mi militancia resulta del hecho que, en mi opinión, todavía no se ha inventado un modo mejor de hacer política más allá de los partidos.

N.Kohan: Haciendo un balance retrospectivo de tu obra y tu actividad militante, ¿qué te aportó en el plano de la ética el haberte zambullido desde tan joven en el universo filosófico de Carlos Marx?

C.N.Coutinho: ¡Una inolvidable experiencia! Me acuerdo de haber leído Marx a los 15 años. Ha sido una muy feliz casualidad para mí el hecho de que mi padre tenía en su biblioteca el Manifiesto comunista. En mi generación, no creo que nadie haya leído el Manifiesto sin consecuencias definitivas en su formación. Con Marx, no he aprendido solamente a ver mejor al mundo, a comprenderlo de modo más adecuado. Estoy seguro de que también debo a la precoz lectura de Marx lo mejor de mi formación ética. Más tarde, Gramsci me ha revelado cual es la más lúcida norma de vida para un intelectual marxista: “pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”. En esta difícil época de reflujo de los objetivos por los cuales hemos siempre luchado, no hay mejor modo de mantenernos fieles a la lección de Marx que aquella sugerida en esta indicación de Gramsci: un análisis frío y sereno de la realidad, pero que se debe complementar por la conservación de los motivos éticos y racionales que han iluminado y guiado nuestras vidas.