Correio Braziliense: Durante um discurso de 15 minutos, a presidente Dilma Rousseff criticou as medidas de austeridade fiscal implementadas pelos países europeus e receitou políticas de investimentos públicos e privados, além de programas sociais, para a saída crise. Personagem principal da XXII Cúpula Ibero-americana de Chefes de Estado, realizada em Cádiz, a 650km de Madri, a petista afirmou que simples pacotes de contenção de gastos são um equívoco. A presidente afirmou que a austeridade exagerada e simultânea em todos os países não é a melhor resposta para a crise e pode agravá-la, ao contrário do que ocorreu no Brasil.
Globo: A presidente Dilma Rousseff disse, em entrevista ao jornal ‘El País’, da Espanha, que a Europa tem aplicado soluções “inadequadas” para sair da crise econômica e que o resultado disso é o empobrecimento da classe média. Para Dilma, a consequência dessas medidas será uma “recessão generalizada”, de acordo com o periódico. Dilma citou o exemplo vivido pelo Brasil com o Fundo Monetário Internacional, que impôs um processo de reajuste ao país e que, agora, é tratado como “austeridade” na Europa. A presidente destacou que o processo pelo qual a Europa passa agora se assemelha ao que foi vivenciado pela América Latina, como crise fiscal, bancária e de competitividade. “Tínhamos que cortar todos os gastos. Asseguravam que assim chegaríamos a um alto grau de eficiência, os salários baixariam e iriam se adequar aos impostos. Esse modelo levou à quebra de quase toda a América Latina nos anos 1980. As políticas de ajuste, por si mesmas, não produziram a inversão [da queda do desenvolvimento]. Se todo mundo restringe gastos de uma só vez, a inversão não chegará”, disse Dilma. A presidente disse que o pagamento de dívidas e a consolidação das metas fiscais precisa ser feito sem que se pague um preço social alto por isso. “Não só por uma questão de ética, mas também por exigências econômicas”, falou a presidente.
Blog do Planalto:
“O que temos visto são medidas que, apesar de afastarem o risco de uma quebra financeira, não afastam a desconfiança dos mercados e, mais importante ainda, não afastam a desconfiança das populações. Confiança não se constrói apenas com sacrifícios. É preciso que a estratégia adotada mostre resultados concretos para as pessoas, apresente um horizonte de esperança e não apenas a perspectiva de mais anos de sofrimento”, afirmou.
A presidenta disse aos chefes de Estado e de governo presentes ao encontro que o panorama internacional de hoje é distinto daquele de 1991, quando as nações ibero-americanas se reuniram pela primeira vez, em Guadalajara, no México. Dilma lembrou que naquele período a América Latina ainda vivia as consequências da Crise da Dívida e, ao implementar políticas recomendadas pelo Fundo Monetário Internacional (FMI), não conseguia crescer.
“Levamos assim duas décadas de ajuste fiscal rigoroso tentando digerir a crise da dívida soberana e bancária e, por isso, neste período, o Brasil estagnou, deixou de crescer e tornou-se um exemplo de desigualdade social. Nossos esforços só resultaram em solução quando voltamos a crescer (…) Hoje, não só o Brasil, mas toda a América Latina, dá demonstrações de dinamismo econômico, de vigor democrático, de maior equanimidade social, graças às políticas que privilegiaram o crescimento econômico com inclusão social”.
“Las recetas que se están
aplicando en Europa llevarán
a una recesión brutal”
El País: Sin embargo, la democracia está perdiendo prestigio en Occidente, le digo, sobre todo por su aparente incapacidad para responder a la crisis, para reformar el capitalismo. Existe en cambio una cierta admiración por el mandarinato chino, dada su eficacia en gestionar el crecimiento.
“Tal vez la mejor cosa de China es que sabe definir sus metas. No creo que nadie tenga que imitar a ningún país, pero se puede aprender de sus mejores prácticas. Yo, por ejemplo, pretendo hacer un plan a medio plazo. Para saber dónde quiero llegar tengo que iluminar también el presente, definir cuál debe ser mi tasa de inversión si quiero doblar la renta per capita de Brasil, y en cuanto tiempo. Tal vez podamos hacerlo en 12 o 15 años, mediante una política adecuada de inversión pública y privada… Naturalmente que se trata de proyecciones, luego la realidad es muchas veces diferente, pero si te marcas una meta lo importante es acercarte lo más posible a ella. Cuando la consigues del todo es porque la meta estaba mal definida”.
Esta cultura del esfuerzo desdice de los tópicos del Brasil de samba y carnaval que tanto daño han hecho a la imagen del país, de igual modo que en nuestro caso abundan las diatribas de los nórdicos contra los perezosos europeos del sur y los clichés de fiesta y siesta se imponen a la hora de caricaturizar a los españoles. “Eso de que en la zona euro los nórdicos trabajan mucho, gastan poco y son muy competitivos mientras los del sur son perezosos, se endeudan de más, gastan sin control y no contribuyen al euro, es una historia mal contada. Los países más avanzados de Europa se han beneficiado de un mercado de 600 millones de personas y de una zona monetaria única, con lo que mantuvieron tasas de cambio inferiores a las que les hubiera correspondido por sus superávits”. Rousseff maneja de memoria las cifras, los porcentajes y las magnitudes, conoce el lenguaje de los mercados y argumenta en su mismo idioma. Una cualidad extraña entre los políticos del momento, que se entregan en manos de tecnócratas y aplican las recetas de los expertos. Estos señalan por su parte que el crecimiento de Brasil se ha moderado y muchas voces alertan del contagio de la crisis en los países emergentes.
“El trípode en el que hemos apoyado nuestra acción es bien simple: cuentas públicas austeras, inflación bajo control y acumulación de reservas en divisas para proteger nuestra moneda de la especulación, lo que fortalece nuestro sector externo. Pero al mismo tiempo nos pusimos a construir un mercado interno, sobre todo combatiendo un déficit habitacional formidable. Bajamos además los tipos de interés para evitar las inversiones extranjeras directas especulativas. Creamos así instrumentos de crédito que facilitaran el acceso a la vivienda a los poseedores de rentas medias y bajas. Vamos a entregar un millón de casas nuevas y vamos a contratar dos millones más. Hay quien dice que con esta política en Brasil se va a formar una burbuja, pero no corremos ningún riesgo al respecto”. ¿Ninguno? ¿No será que la gente no ve la burbuja cuando está dentro de ella? “Ningún riesgo. Estamos muy lejos de nada semejante. Ni siquiera tenemos un buchito de agua en el que pueda formarse una pompa de jabón”.
Pese al optimismo de esta narración, Brasil enfrenta serios problemas que impiden un crecimiento más rápido y equilibrado. El milagro de su economía se basa fundamentalmente en la exportación de materias primas, agroalimentarias y minerales. El país tiene deficiencias importantes en infraestructuras y suministro de energía, que la propia Dilma, como ministra del ramo durante el Gobierno de Lula, comenzó a paliar con su programa Luz para Todos.
Hablamos de los medios de comunicación, de las dificultades que los nuevos sistemas de opinión pública, las redes sociales, generan a quienes ocupan el poder. “Siempre he dicho que la prensa brasileña comete excesos, pero los prefiero al silencio de la dictadura. De cualquier manera en este país ya no existe algo que era tradicional entre nosotros: un formador de la opinión. Desde hace 10 años tomamos las decisiones políticas en función de lo que beneficia a los brasileños, no por preconceptos ideológicos o de cualquier otro tipo. El pueblo no se deja manipular en absoluto”. Después me recuerda que no tuvo el apoyo de la prensa ni los grandes medios durante la campaña presidencial, pero sin embargo logró un 56% de los votos en las elecciones.