por Eric Toussaint
50 años después del golpe de Estado de los militares, el 2 de abril de 1964, y el derrocamiento del presidente Joao Goulart, no existe ninguna duda del apoyo activo del Gobierno de Estados Unidos, del Banco Mundial y del FMI. El 2 de abril de 2014, una organización no gubernamental en Estados Unidos, la National Security Archive (NSA!) ha publicado una impresionante serie de documentos oficiales desclasificados que demuestran la complicidad de Washington con los militares brasileños que derrocaron hace 50 años al régimen democrático de Joao Goulart.
En la tesis doctoral que defendí en 2004 en las universidades de Paría VIII y Liège (1), abordé el apoyo aportado por Washintong, el Banco Mundial y el FMI a los militares brasileños. En este cincuentenario reproduzco un extracto de esa tesis.
Apoyo a la junta militar de Brasil que derrocó al presidente João Goulart
El régimen democrático del presidente João Goulart fue derrocado por los militares en abril de 1964. Los préstamos del Banco y del FMI, que habían sido suspendidos durante tres años, se reiniciaron poco después (2).
Hagamos un resumen sucinto de los acontecimientos: en 1958, el presidente brasileño Kubitschek tuvo que entablar negociaciones con el FMI para recibir un préstamo de Estados Unidos de 300 millones de dólares. Finalmente, Kubitschek rechazó las condiciones impuestas por el FMI y prescindió del préstamo. Esto le valió una gran popularidad.
Su sucesor, João Goulart anunció que pondría en práctica una reforma agraria radical y que iba a proceder a la nacionalización de las refinerías de petróleo: los militares lo derribaron. Al día siguiente del golpe, Estado Unidos reconoció al régimen militar. Poco después, el Banco y el FMI reanudaron la política de préstamos suspendida. Por su parte, los militares abolieron las medidas económicas criticadas por Estados Unidos y el FMI. Destaquemos que las instituciones financieras internacionales consideraron que el régimen militar tomaba sanas medidas económicas (sound economic measures) (3), aunque el PIB había bajado un 7 % en 1965 y miles de empresas habían quebrado. El régimen organizó una fuerte represión, prohibió las huelgas, provocó una fuerte caída del salario real, suprimió las elecciones por sufragio directo, decretó la disolución de los sindicatos y recurrió con regularidad a la tortura.
Brasil: desembolsos del Banco Mundial