Ante la ola de rumores que habitualmente sacuden las calles caraqueñas, un buen amigo europeo, rendido ante lo incomprensible del fenómeno, llegó a la conclusión que “en Venezuela la realidad es irreal”. Sin embargo, esta interpretación de la existencia permite que en América Latina todo sea posible. Los pueblos latinomericanos creen en sus leyendas, en sus mitos y en sus revoluciones porque creen en una realidad mágica, acuosa y voluble que pueden transformar.
Chávez ha muerto, ahora es una leyenda y un mito. El debate en Europa es si el Chavismo se mantendrá unido, mientras se escandalizan por las manifestaciones místicas del dolor de un pueblo. No consiguen relacionar cómo van de la mano la mística y la unidad de los movimientos populares en los procesos de liberación de América Latina. El Chávez Mito es un cemento, un hormigón armado que actúa en la unidad de las facciones del Chavismo y que actuará por mucho tiempo. Quien pisotee la memoria de Chávez saldrá del Chavismo.
De cara a las elecciones del 14 de abril, el Chavismo tiene garantizada la unidad mientras que la oposición, que se mantenía unida por un conjunto de intereses en contra de Chávez, tiene graves problemas de cohesión que pueden influir negativamente en la movilización de su electorado. Chávez en vida mantenía unido al Chavismo pero, aún más, mantenía unida a la oposición.
Aunque La Mesa de la Unidad Democrática, MUD, finalmente, haya conseguido la candidatura única con Capriles, el electorado opositor percibe estas divisiones internas y una falta de dirección política por la heterogeneidad de las corrientes políticas que la conforman. Es cierto que la oposición se ha acercado bastante en las últimas presidenciales pero, electoralmente, el Chavismo no se tendría que preocupar por la oposición: si el Chavismo moviliza a todo su electorado, ganaría con facilidad. Paradójicamente, la oposición, para tratar de arañar votos Chavistas, también se vea obligada a utilizar a Chávez el Mito con el argumento: “Chávez sí era un verdadero líder y ustedes no son Chávez”.
En cualquier caso, la Revolución Bolivariana ya tiene su leyenda que le dará cuerpo y consistencia durante un largo tiempo y la América Latina continuará por la senda de cambios con sus leyendas, sus mitos y sus revoluciones. Europa, sin embargo, no cree ni en sí misma. En la Europa de la crisis, creen en una realidad inerte, inmóvil y acartonada. Quizás Europa haga su revolución la noche que recupere su mística, crea en sus leyendas y escuche el terrorífico lamento de su Llorona cuando mate por hambre.